Entre 2012 y 2014 murieron más de 10.000 alpacas en la zona de Pelechuco, Bolivia, producto de las largas sequías, fuertes heladas y el deterioro de los pastizales que ocasiona el cambio climático. Los pueblos aymaras dependen de la fibra de alpaca para subsistir y sufrieron una reducción de sus ingresos anuales, hasta llegar a obtener tan solo $2 a $3 anuales por animal.
Para mejorar la supervivencia de los animales y la economía de las familias vulnerables, la organización Protección Animal Mundial llevó a cabo un proyecto piloto como solución sostenible a largo plazo. Esta iniciativa se desarrolló en estrecha cooperación con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en Bolivia (FAO-Bolivia), y el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras (MDRyT).
REFUGIOS
Este plan piloto, que por la sencillez de sus acciones promueve fácilmente la gestión de su propia resiliencia (acciones para enfrentar la adversidad) y replicabilidad, consistió en la construcción de refugios que protegen a las alpacas del frío, las recurrentes nevadas y de la lluvia, además de pozos artesanales que funcionan a pedal y bebederos que proveen a los animales de las familias beneficiarias con agua limpia y suficiente para el consumo.
“Sería ideal poder replicar esta solución en zonas afectadas por el embate de condiciones atípicas del clima, que causan falta de agua, alimento y temperaturas extremas”, expresó el director regional de Operaciones en Desastres para Latinoamérica, Gerardo Huertas.
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