Del antiextractivismo al extractivismo…con amor

Los discursos oficiales pronunciados el 22 de enero pasado por el Presidente y el Vicepresidente del Estado en oportunidad del décimo aniversario del Estado Plurinacional, han dado a luz informaciones interesantes que confirman la presencia de cierto viraje en las posiciones políticas tradicionales que estuvieron practicando en el gobierno actual desde su ascenso el año 2006.

A diferencia del discurso positivista de seis horas del primer mandatario, que se limitó a hacer una exposición kilométrica de datos numéricos y una ausencia de conclusiones políticas, el discurso, breve y concreto del Vicepresidente trajo, al contrario, datos de interés que, por tratarse de afirmaciones más específicas, es necesario recuperar para mejor conocimiento de nuestro mundo político generalmente encasillado en datos específicos y ausente de deducciones lógicas.

Las afirmaciones del segundo mandatario adquieren, entre otras (como sobre indigenismo), interés porque salieron de su tradicional línea dogmática y, en cambio, ingresaron en nuevos puntos de vista. En efecto, en vez de mantener una línea de gobierno aislada y autárquica, ahora primero propone amplias relaciones con todo el “mundo capitalista” y, en segundo lugar, adopta la posición extractivista que había repudiado en años anteriores y, es más, la había hecho centro de ataque de su posición partidaria.

En cuanto a las relaciones con el “mercado capitalista”, el Vicepresidente sostuvo que “no hay revolución social en el mundo que pueda alejarse del mercado mundial, es decir del intercambio mundializado de productos”. Líneas después agrega que “el socialismo no es autarquía ni aislamiento, sino universalización de las capacidades humanas” y en declaración continua remarca que “los países revolucionarios tenemos que incursionar en el mercado de manera selectiva no subordinada y para mejorar siempre las condiciones de vida de nuestro pueblo”, afirmaciones que muestran un claro viraje en la política interna y externa del país, lo que querría decir una apertura neoliberal al mundo capitalista, en particular con Estados Unidos y así, finalmente, retornar “a la hermandad universal” que sugería el filósofo Marx. El cambio de línea en ese sentido es, pues, ostensible.

Pero cuando se nota un cambio aún más radical, en la línea económica oficial, es en lo que se refiere a la explotación de los recursos naturales o materias primas. En efecto, ahora ya no se trata de entreguismo o saqueo de las riquezas naturales, sino más bien se acude al neologismo extractivismo. Así, se sustituye el concepto de saqueo de los recursos naturales por extractivismo ultraliberal. Es más, se deja de lado la defensa de los recursos naturales y se vuelve al saqueo o entreguismo de las materias primas.

La posición extractivista del Vicepresidente es por demás clara. Sostiene que (¡como dijo Lenin!) para satisfacer necesidades básicas de la población… “se requiere temporalmente… de un tipo de extractivismo que permita al Estado un mínimo de condiciones… sobre las cuales una nueva generación de hombres y mujeres vivirán del conocimiento y la tecnología y ya no de las materias primas”. Ese objetivo se alcanzará mediante ¡“un metabolismo mutuamente vivificante entre la sociedad y la naturaleza”! (Sic).

A lo largo de todo el siglo pasado, el pueblo boliviano luchó a brazo partido contra esa política liberal-colonial de exportar materias primas en bruto y recibir divisas para alimentar a la población con grandes importaciones de alimentos. Esa batalla duró cien años y una vez victorioso el pueblo se empeñó en mantener esa línea e inclusive a través de las dictaduras. Su oposición de hecho al colonialismo no era retórica, sino práctica; no cedía ni un milímetro, ni teórica ni prácticamente, a la condición de mantener el coloniaje. Más aún, defendía la posición nacional de hacer lo posible para evitar el extractivismo, el saqueo de los recursos naturales, como en efecto alcanzó grandes victorias que ahora se echa por la borda.

Así, burla burlando, se volcó la tortilla.