Hace aproximadamente 80 años, en circunstancias que se buscaba, en Buenos Aires (Argentina), la consolidación de la paz entre Bolivia y Paraguay, por inspiración del Presidente Franklin D. Roosevelt, el representante diplomático chileno reiteró el cuento de que su país no tenía cuestiones pendientes, con otras naciones.
“Chile no tenía cuestión alguna pendiente con los demás países”, que “de Sur a Norte sus líneas fronterizas se hallan aseguradas por la fe de los Tratados” y que “la ejecución de la obra trascendental del ferrocarril de Arica a La Paz, le ha permitido corresponder a los grandes propósitos y finalidades de la política de amistosa fraternidad en que fue inspirada”, aseguró, en consecuencia, el mitómano embajador de Chile, Luis Barros Borgoña, en ocasión de la Conferencia Interamericana de Consolidación de la Paz, inaugurada, en Buenos Aires, el 1 de diciembre de 1936. Véase “Conferencia Interamericana de Consolidación de la Paz – Informe de la Delegación de Bolivia”, Lib. e Imp. Arnó Hnos, 1937, pág. 61.
Barros Borgoña habló, por lo visto, de “la fe de los Tratados” o sea que, indirectamente, exigía tomar en cuenta el Tratado de 1904, suscrito entre Bolivia y Chile. Y al subrayar la ejecución de “la obra trascendental del Ferrocarril de Arica a La Paz”, quiso decir que su país, con esa infraestructura, ha compensado a Bolivia, por la ocupación de su Litoral en 1879. Así se traducen, más o menos, las palabras del diplomático Barros Borgoña.
Éste, con esa insinuación, quiso distraer el asunto marítimo, que siempre ha confrontado a ambas naciones, en eventos de carácter internacional. Bolivia clamaba, de cara a la opinión pública mundial, la restitución de su soberanía sobre el Pacífico, pero chile con el argumento de que el diferendo fue superado con la firma del Tratado respectivo, se negó y se niega a hacerlo. Una actitud por demás conocida.
Aquella infortunada aseveración de Barros Borgoña se ha visto reflejada hoy en la reacción poco inteligente del ex presidente chileno Sebastián Piñera, en su reciente visita al primer mandatario de Argentina, Mauricio Macri.
“Planteé con mucha claridad que entre Chile y Bolivia existe un tratado del año 1904 que fue válidamente celebrado y se encuentra plenamente vigente y que ambos países tienen la obligación de cumplir”, señaló la ex autoridad (EL DIARIO, 13 de enero de 2016).
La Moneda, a fin de evitar el debate relativo al tema marítimo, siempre ha insistido en que no había problema pendiente con Bolivia, a partir de la formalización del Pacto bilateral de hace más de 110 años. Con este argumento ha tratado de distraer a la comunidad internacional, interesada en conocer, en profundidad, la verdad histórica en torno a la salvaje invasión de 1879 y la demanda boliviana, que radica en La Haya.
Y “por primera vez un Tratado Internacional (de Montevideo, 1980), en el cual participa también Chile, reconoce en forma terminante que la actual situación de mediterraneidad es, también, causa de problemas que afectan al normal desarrollo económico y social de Bolivia”, indicó Fernando Salazar Paredes en su “Integración multinacional en función de la integración nacional”, pág. 47.
En suma: Sebastián Piñera reitera la versión formulada por Luis Barros Borgoña en relación con el tema marítimo.
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