La Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO, por sus siglas en inglés) ha planteado la realización de un debate mundial sobre el empleo de semillas transgénicas en la producción agrícola.
En las últimas décadas, la humanidad ha sido testigo de los impresionantes avances logrados en el campo de la ingeniería genética, lo cual ha permitido crear organismos no existentes antes en la naturaleza, entre ellos, rubros agrícolas transgénicos, dotados de características de claro interés productivo y comercial.
La aparición en el mercado de semillas transgénicas originó grandes expectativas, a causa de las ventajas que se atribuían a los nuevos cultivos desde el punto de vista del rendimiento, el ahorro de trabajo y otros insumos y el favorable impacto ambiental.
En poco menos de 10 años, la superficie mundial sembrada con variedades transgénicas, principalmente soja, maíz, algodón y colza, llegó a 52 millones de hectáreas, concentradas en su mayor parte en Argentina, Canadá y los Estados Unidos.