Brasil duda del gas

El presidente Evo Morales volvió de Brasil algo descorazonado: mostró que no está seguro de que Bolivia cuente con las suficientes reservas de gas natural para un nuevo contrato de venta a ese país.

PETRÓLEO ORO ESTAÑO Un mes después del levantamiento de las restricciones internacionales a la venta del petróleo de Irán, los contratos empiezan a hacerse efectivos y el mercado se prepara para recibir los cargamentos iraníes que hasta ahora han sido parciamente almacenados en barcos tanqueros en el golfo. Los barcos empiezan a circular y han coincidido con cifras de EEUU donde las reservas ya están llegando nuevamente al límite de su capacidad de almacenamiento. Algunos productores de oro están ganado más ahora que cuando el precio del oro estaba en su pico histórico. El fenómeno se ha presentado especialmente en Australia, donde la producción depende enormemente del precio del combustible. La caída en el precio del petróleo significa costos tan reducidos que las empresas mineras australianas han visto su valor accionario subir en los últimos meses de 2015 y podrían seguir subiendo en 2016. Las refinadoras chinas de estaño han pedido oficialmente al gobierno de su país que se cree un plan nacional de almacenamiento de estaño para la industria. El gobierno aún no ha contestado a la petición pero las empresas han sugerido que ellas mismas podrían implementar programas de almacenamiento pero necesitarán de planes de créditos especiales de la banca estatal además de subsidios para poder cubrir los costos de almacenamiento.

Sus palabras exactas fueron: “No podemos comprometer volúmenes si no estamos seguros de cuántas reservas probadas tenemos, o probables. Tenemos suficientes, pero hay que seguir avanzando en la exploración”.

Al partir hacia Brasil, el presidente estaba convencido de lo que había dicho el ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, que, milagrosamente, como por efecto del entusiasmo propio de la campaña electoral, las reservas probadas de gas habían pasado de 9 a 17 TCF en pocas semanas.

Ahora, el presidente duda de esas reservas. Algo le habrán dicho en Brasil sobre lo que allí saben acerca de las reservas bolivianas de gas, que el presidente ha cambiado de actitud y de humor sobre el tema.

El entusiasta anuncio del ministro Sánchez contradecía el pronóstico hecho por Carlos Darlach, doctor en geología, quien teme que las reservas de gas natural se agoten en la próxima década, hacia 2023, si es que se mantuviera el actual ritmo de explotación de los campos existentes.

Los “súper pozos” que el gobierno dice haber encontrado para reemplazar los megacampos descubiertos por gobiernos anteriores, no inspiran confianza, por lo menos a los brasileños. Y, como se sabe, con esto de la provisión de gas no se juega, porque si Brasil confiara en el gas boliviana y de pronto llegara a faltar, el problema sería para el pueblo brasileño.

Los argentinos tienen las mismas dudas sobre el gas boliviano. La semana pasada, el ministro de Energía, Juan José Aranguren, llegó a acuerdos con Chile para que ese país permita pasar el gas natural desde los puertos regasificadores de Mejillones y Quintero hacia Argentina (el ducto existe pero el flujo debe ser invertido). Es decir que los argentinos han optado por confiar más en el gas natural licuado que llegue a puertos chilenos (en el Pacífico el GNL es más barato que en el Atlántico) que en el gas boliviano que les llegaría si se completara el gasoducto requerido.

Darlach recomienda suspender ahora mismo las exportaciones de gas, porque de esa manera los campos se agotarían no en 2023, sino en 2030, pero se agotarían. Y el país tendría que importar gas natural.

Parece que con anuncios que se hacen en épocas electorales, como los que están a cargo de la empresa Repsol, el problema de las flacas reservas de gas no se resuelve. O por lo menos esas informaciones no convencen a los compradores de gas boliviano.

Es mejor no mezclar gas natural con política y menos con elecciones.

Los cocaleros de Yungas de La Paz le piden al gobierno, con amenaza de comenzar bloqueos de caminos después del Carnaval, que por lo menos instale algún hospital en la zona y mejore las carreteras.	Los cocaleros del Chapare, en cambio, según dicen los de los Yungas, tienen todo, desde un aeropuerto internacional, estadios de fútbol, plantas petroquímicas y un control poco estricto del comercio ilegal.