[Alejandro Mallea]

La verdad aunque duela

La tiranía es una enfermedad del alma


La tiranía es más una enfermedad del alma que una situación jurídica o política. Un tirano puede haber llegado al poder siendo elegido en las urnas, como ocurrió muchas veces en la historia. El difunto tirano venezolano es el mejor ejemplo de quien ganó elecciones de manera apócrifa.

En varios países de nuestra región se establecieron los gobiernos afines al socialismo Siglo XXI, paralelamente se encumbraron gobernantes con alta dosis de tiranía, que significa gobernar solo, en autocracia u oligarquía en compañía de sus prosélitos.

Muchos bolivianos empiezan a sentir que el actual mandatario desde hace diez años gobierna a control remoto, incumple lo que promete, es impermeable a las críticas, jamás escucha consejos, ignora la opinión de su pueblo, miente, está liquidando las pocas empresas nacionales, pide sacrificios al pueblo, mientras él y los suyos viven en abundancia. Lo llamativo es que detrás de su figura existen otros que se creen intocables, con derecho de gobernar con cheques en “blanco” por el hecho de alentar y proteger el cultivo de coca, reparten premios y privilegios entre sus fieles, legislan y gobiernan a su libre albedrío, varias veces en contra de la opinión de mayorías. Paralelamente, parece que disfrutan cuando doblegan la voluntad popular en base a imposición, fraude y chantaje. Además tienen injerencia sobre el Poder Judicial, para aplicar la ley de manera desigual; no persiguen a los corruptos y ladrones, condecoran a los esquilmadores, autorizan, legalizan y sobreprotegen saqueos como el del Fondo Indígena y otros de mayor calibre económico; benefician siempre al fuerte frente al débil.

Varios de los adeptos a la tiranía son típicos miembros de la clase dirigente boliviana, que se venden por un plato de lentejas y se creen propietarios del Estado. En muchas ocasiones actúan de manera despótica, alimentando su ego, se consideran miembros de una “casta superior”, capaz de mofarse del ciudadano común, en especial de indígenas y campesinos, a quienes utilizan, ultrajan y chantajean cuando les conviene. Llevan diez años viviendo en las alturas, lejos del pueblo y del sufrimiento, ni siquiera son capaces de entender lo que significan privación, desempleo, desamparo y pobreza. El único dogma que los aglutina es lucrar con dinero para sostenerse en el poder.

Los tiranos disfrutan doblegando a sus pueblos y gobiernan en contra de los deseos ciudadanos. No hay otra explicación para la tozudez de los principales gobernantes de los bolivianos, al intentar cambiar la Constitución para ser elegidos hasta la eternidad, a como dé lugar, para ello despilfarran parte del poderío económico acumulado durante los últimos diez años. Se solazan al sentirse impunes y superiores y se sienten seguros cuando se rodean de falanges defensivas, integradas por algunos medios de comunicación y periodistas sometidos al capricho de los desajuntados, y militares y policías a los que les encanta golpear al que protesta o reclama por las injusticias, y por jueces y fiscales ajenos a la verdadera Justicia.

Usted podrá juzgar sin complicaciones que el partido de gobierno en ejercicio cumple a cabalidad las características de una tiranía latente, expuestas por entendidos en el tema.

Desprecio por la justicia: La detentación del poder los ha inmunizado ante la justicia humana, para dar paso al despotismo.

Anulación de las libertades: La pluralidad de criterios ha desaparecido en Bolivia, solo hay dos opciones válidas; los que están a favor de los gobernantes y los que estamos en su contra.

Usurpación de la democracia: Democracia significa gobierno del pueblo, no de sus representantes que se hallan en el Palacio y la Asamblea Plurinacional. Hay conflicto entre los intereses de los ciudadanos y los de quienes nos gobiernan, porque ellos instrumentalizan la democracia en su beneficio, queriendo perpetuarse en el poder.

Liderazgo mesianista: Se observa un poder absoluto depositado en el caudillo, fundamentado en demagogia, populismo y eliminación de cualquier voz discrepante o crítica dentro de la agrupación gobernante.

Dogmatismo ideológico: Los discursos de los que gobiernan son llanos, sin importancia, alejados de la realidad social y más que fundamentados en la política, son ofertas sin sentido, gratas a la ilusión de los aplaudidores; expresan todo lo que pasa por la cabeza de los gobernantes para lograr su permanencia y la de los suyos en el palacio.

Totalitarismo discreto: Se persigue a los oponentes y críticos, acusándolos de ser fascistas, aprovechados, ventajistas, capitalistas, imperialistas…

Corrupción, nepotismo y patronazgo: Ejemplo de ello en nuestro país es el narcotráfico, “inversiones” en YPFB y todas las instituciones estatales que maneja el Gobierno. Se favorece a los propios para establecer una guardia pretoriana privilegiada entre los gobernantes y sus afines, en mutua simbiosis para financiarse y apoyarse recíprocamente.

Con estos antecedentes, el 21 de febrero el ciudadano debe decidir por un NO a la tiranía y sus secuaces.

El autor es docente universitario.

almamor2003hotmail.com

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