Los cirujanos que eliminan un tumor cerebral maligno no quieren dejar material canceroso en el cerebro. Pero también están intentando proteger la materia cerebral sana y minimizar los daños neurológicos de la extirpación.
Una vez abren el cráneo de un paciente, no hay tiempo para enviar muestras de tejido a un laboratorio patológico, donde las muestras son habitualmente congeladas, cortadas en rodajas, teñidas, montadas en placas portaobjetos e investigadas bajo un voluminoso microscopio, para distinguir de forma definitiva entre células cerebrales normales y cancerosas.
Pero un microscopio del tamaño de un bolígrafo y gran agilidad de uso que está siendo desarrollado por ingenieros mecánicos de la Universidad de Washington en la ciudad estadounidense de Seattle, podría permitir a los cirujanos examinar tejido a escala celular en la sala de operaciones y determinar dónde dejar de cortar.
La nueva tecnología está siendo desarrollada en colaboración con especialistas del Centro Oncológico Sloan-Kettering (MSKCC, Memorial Sloan¬Kettering Cancer Center) en Nueva York, la Universidad de Stanford en California y el Instituto Neurológico Barrow en Phoenix, Arizona, todas estas entidades en Estados Unidos.
Por su forma y tamaño, al nuevo microscopio se le describe coloquialmente como «bolígrafo microscopio». Combina tecnología de una forma novedosa para proporcionar imágenes de alta calidad a velocidades más altas que los aparatos ya existentes.
El microscopio usa espejos basados en sistemas microelectromecánicos (conocidos también como MEMs) para dirigir un rayo óptico que escanea el tejido, línea por línea, y construye rápidamente una imagen.
La velocidad de visualización es particularmente importante para un dispositivo portátil manual, que tiene que luchar contra los movimientos inevitables del humano que lo emplea. Si el ritmo de escaneo es demasiado bajo, las imágenes serán borrosas.
El equipo de investigación y desarrollo, integrado, entre otros, por Jonathan Liu, de la Universidad de Washington, ha demostrado que su microscopio miniaturizado tiene suficiente resolución para ver detalles subcelulares. Las imágenes tomadas de tejidos de ratón son de calidad parecida a la de aquellas producidas a partir de un proceso de múltiples días en un laboratorio patológico tradicional, una técnica considerada como la mejor o una de las mejores para identificar células cancerosas en tejidos.
Los investigadores esperan empezar a probar el próximo año el bolígrafo microscopio como herramienta de exploración para el cáncer en instalaciones clínicas, y confían en que, después de eso, pueda ser introducido en las intervenciones quirúrgicas u otros procedimientos clínicos en un plazo de 2 a 4 años.
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