Desde las primeras horas de hoy, el tronar de cuetillos y petardos retumbarán en los cuatro extremos de la ciudad. El martes de ch’alla cumplen con este rito pobres y ricos, de oriente y occidente, quienes agradecen a la Madre Tierra (Pachamama) por los dones recibidos en el año transcurrido.
Las viviendas, negocios, vehículos y otros bienes son adornados con coloridas serpentinas, globos y banderines, los confites, también de colores, son mezclados con flores y frutas en las ofrendas a la Madre Tierra.
Existen variadas creencias sobre lo que representa la ch’alla, las mismas dependen de la tradición. Cuentan que hasta antes de las 12.00 del martes los achachilas (espíritus ancestrales) están con la boca abierta esperando que los alimentemos y según cómo se les dé, recibiremos lo ofrendado.
En opinión del sociólogo Orlando Castillo, el martes de ch’alla es un día esperado por muchas personas, quienes comparten esta tradición en el Departamento de La Paz y en el resto del país, ya que se tiene la creencia de que se debe dar gracias y celebrar por todo lo recibido de la Pachamama o Madre Tierra.
COSTUMBRE
“Pétalos de flores, duraznos, lucmas, cerveza, alcohol, azúcar, confites, además de serpentinas, banderines, globos, mixtura, entre otros insumos, adornan hoy, desde muy temprano, las viviendas, los terrenos y pertenencias”, dijo el especialista.
Señaló que esta costumbre era mucho más visible hace unos quince años, ya que toda la familia se hacía partícipe de esta, desde los más pequeños debían ayudar a realizar los preparativos de la tradicional ch’alla.
“Es una costumbre arraigada en zonas andinas, la misma que se origina en antiguos pueblos de agricultores aymaras y quechuas, que atribuían la dureza del clima a la ira ‘divina’, por lo que le hacían ofrendas para aplacar a la Pachamama”, explicó el entrevistado.
“Se creía que los petardos y cohetes ahuyentaban a los malos espíritus; los dueños de la casa o del negocio rociaban con alcohol o vino todos los rincones, esparcían confites y adornaban con globos y serpentinas, para pedir bienestar y buenos negocios”.
Manifestó también que en los últimos años las personas que realizan la ch’alla emplean más la cerveza para realizar estos ritos, “dejaron atrás el alcohol y hasta el vino, pero en muchas zonas populosas de La Paz se ve que se mantiene estas dos bebidas”.
EN EL ÁREA RURAL
En el área rural se junta en una pequeña hoguera ofrendas como pétalos de flores, lanas y especias que tienen diverso significado. Si las cenizas quedan blancas quiere decir que la Pachamama quedó satisfecha y si no es que está enojada, y la temporada de cosechas no será la mejor.
Esta costumbre fue migrando a las ciudades, mezclando los ritos católicos en un acto de reciprocidad con la Pachamama. “En el campo los agricultores esparcen flores de colores, rocían alcohol y coca, atizan ofrendas y entierran papas cocidas para hartar el hambre de la Pachamama”, dijo el sociólogo.
El carnaval es la fiesta más larga, comienza el sábado con bailes folklóricos y continúa el lunes y martes, con danzas de agradecimiento y la ch’alla.
CAMBIO CLIMÁTICO
Este año, sin embargo, los festejos se han visto un poco oscurecidos por los cambios climáticos que han afectado a varios municipios del departamento de La Paz, ya que los pobladores sobre todo del Altiplano creen que la Pachamama está enojada, por eso estiman que sus cultivos fueron dañados.
La vecina del santuario de Copacabana, Rita Huallpa, dijo que en el campo se ch’allan las chacras y las tierras, luego todos bailamos, con tarquedas al ritmo del pinquillo, ya que las entradas de danzas autóctonas acompañan en todo el carnaval.
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