Las normas y el transporte urbano

Como siempre las autoridades creen haber satisfecho sus responsabilidades dictando leyes y reglamentos, pero sin asegurar su cumplimiento por no prever los organismos encargados de esa misión. El Concejo Municipal sancionó la Ley de Control de Servicio de Transporte y el alcalde tendrá 10 días para promulgarla. Se dice que “endurece” las sanciones frente a infracciones de tránsito. Se anuncia también la Ley de Rutas y Recorridos, destinada a contemplar como faltas gravísimas, el incumplimiento de rutas, tarifas excesivas, negativa a llevar ancianos, niños, discapacitados, prohibición de consumo de bebidas alcohólicas, etc.

Desde ya las dos federaciones de chóferes de la ciudad rechazan dicha legislación por no haber sido consensuada. Como un gran avance se incrementará las multas por faltas graves y gravísimas hasta ahora fijadas en Bs. 15 y Bs. 20, respectivamente. La multa para las faltas gravísimas se reajustará a Bs. 100. No hay duda que las sanciones de Bs. 15 y 20 fueron impuestas al Gobierno Municipal por los sindicalizados. Aun el incremento a Bs. 100 resulta condescendiente. Que se sepa estas multas simbólicas jamás fueron aplicadas, a su vez el Organismo de Tránsito (Policía) tiene su propia escala de sanciones pecuniarias. Esta dualidad de competencias (Alcaldía-Tránsito) es causante del caos tan favorable a los conductores como desastroso para los usuarios. ¿Hasta cuándo?

Se dice que las nuevas normas municipales buscarán que los minibuses se acondicionen para dar mínima comodidad a los pasajeros. Al respecto se necesita una ley exhaustiva, basada en normas anatómicas si se habla de respetar la dignidad de los pasajeros. Circulan minibuses con falta de asientos o éstos se encuentran sin espaldares, carentes de espacio entre asientos, ventanas selladas, cubiertas raídas, falta de higiene, etc., etc.

Los concejales pedirán al alcalde que no ponga en vigencia las nuevas tarifas mientras los propietarios de tales vehículos cumplan las nuevas normas, pretensión que el público vería con agrado.

Si las disposiciones en cuestión tienden a mejorar las condiciones interiores de este transporte, tendrán que establecer revisiones periódicas, capaces de comprobar si se cumplen o no las mismas y si se hace el mantenimiento correspondiente. El Organismo Operativo de Tránsito revisa, o dice revisar, las condiciones técnicas, mientras que a la alcaldía debería corresponder la revisión de las condiciones en las que viajan los sufridos y desamparados pasajeros de la urbe.

Para un necesario control, el Gobierno Municipal debe desplegar a la Guardia Municipal (generalmente ausente), redoblando su número y efectividad. Al presente esta unidad pareciera no depender de un comando. Las reparticiones municipales muestran abundante e innecesario personal, plazas que deberían transferirse a la Guardia Municipal en servicio de usuarios y peatones.