Aportando nuevos datos estadísticos acerca de la actividad de las empresas constructoras del país, la Fundación para el Desarrollo empresarial (Fundempresa) informó que la cifra de esas organizaciones cayó el año 2014 en 10.63 %, y el año 2014 en 23.29% en relación con años anteriores. Este nuevo dato confirma la existencia de un fuerte desarrollo del sistema económico capitalista en Bolivia, muy a pesar de la posición del Gobierno que proclama un anticapitalismo a ultranza y la aplicación de un sistema socialista.
La información de Fundaempresa (24/1/2016) sostiene que en el sector de la construcción (como ocurre entre los agricultores, transportistas y otros) el sistema capitalista se encuentra en etapa de intenso desarrollo, en especial en los sentidos de concentración y centralización de capitales, formas que siempre van unidas a la concentración de la producción. Al respecto, la referencia indica que el año 2013 había 5587 empresas constructoras, en 2014 bajó a 4993 empresas constructoras, cifra que en 2015 cayó aún más hasta 3830 empresas.
La noticia agrega que las causas de ese bajón se debió a que las firmas desaparecidas no eran sostenibles, sufrían problemas financieros, impositivos y jurídicos, así como eran afectados por la caída de las cotizaciones de las materias primas en el mercado mundial. También se señala que pese a esos factores negativos, el crecimiento de la construcción se mantuvo en 7.5 % y no variará el 2016.
La desaparición de un apreciable número de empresas constructoras revela tras su simple apariencia una notable concentración de capitales, lo cual se debe a la difusión de nuevas tecnologías y la utilización de ventajas del trabajo a gran escala. Se confirma así la acumulación de dinero en pocas manos o sea la aparición y desarrollo de relaciones capitalistas. Es más, en ese proceso de concentración se origina el fortalecimiento y enriquecimiento de unos y empobrecimiento de otros, o sea que estos últimos se convierten en obreros asalariados y se ven sujetos a la dominación del capital. También en algunos casos los débiles cumplen las tareas de empresarios y obreros, a la vez.
El hecho que antes de 2013 y 2014 las empresas constructoras hayan caído en 35 %, muestra a todas luces que también muchos capitales individuales se desintegran mientras, por otro lado, se acrecienta el número de capitales producto de la reproducción del capital a escala ampliada, fenómeno que no es exclusivo de los empresarios de la construcción sino que se presenta en otros, en mayor o menor medida, como entre los transportistas, campesinos, carniceros, panaderos, etc.
La reducción de empresas constructoras se produjo individualmente en 30 % y no así en las empresas constructoras grandes que no aumentan, han llegado a 700 y tienden a concentrarse absorbiendo a sus rivales y a las medianas y pequeñas empresas.
Otro claro aspecto de la desaparición de pequeñas empresas capitalistas y que solo quedan las grandes (en especial en el transporte y la construcción) permite ver que en la realidad económica actual de Bolivia se registra la centralización o sea el aumento de las proporciones del capital a cuenta de la capitalización de los beneficios y, a la par, un proceso de centralización del capital en manos de determinados sectores de grandes capitalistas ya formados.
Esa forma de desarrollo de capitalismo es, además, impulsado por el gobierno al dictar diversas medidas legales que contribuyen a la aceleración de la concentración de capital y así grandes empresas son favorecidas, mientras las pequeñas no resisten la competencia con la gran producción y se arruinan. En efecto, la política económica del gobierno, aunque aparenta ser socialista, en los hechos está dirigida a apoyar el desarrollo del sistema capitalista, tanto por vía de la concentración como por centralización de capitales, como en el caso del doble aguinaldo que sirvió para fortalecer aún más a los grandes capitales y ha dejado en quiebra cientos de pequeños y medianos empresarios de los que se apoderan o cierra como prueban los datos de Fundaempresa.
Ese desarrollo capitalista en que se encuentra la economía boliviana se propaga aún más con disposiciones legales que aceleran la concentración del capital. Entre esos apoyos está el crédito que aparece tímidamente como colaborador de de la acumulación, juntando en manos de capitalistas individuales o asociados el dinero diseminado en el medio social, hasta que se revela como una poderoso arma y termina por convertirse en el más eficiente aparato de centralización de capitales.
Aquí se ve que el llamado socialismo enunciado por los gobernantes es un neologismo en vez de capitalismo y que este sistema económico domina en nuestra economía.
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