El mar y la democracia

Ni compensación territorial ni reanudación de relaciones diplomáticas con Chile, mientras no haya solución al centenario encierro geográfico boliviano, fue la decisión categórica que adoptó el Gobierno democrático que recuperó las riendas del Poder el 10 de octubre de 1982.

Tal actitud gubernamental fue asumida como señal de reproche al distraccionismo, a la dilatación y la falacia chilena, que no ha permitido encarar, en justicia, la solución al diferendo que enemista a dos países por la salvaje invasión de 1879.

En consecuencia el Gobierno nacional manejó, con mucho tino, el tema marítimo, que siempre ha promovido la unidad nacional, en dictadura o democracia. Y lo hizo sin descuidar, obviamente, los problemas económicos, tan difíciles, entonces.

“Deseo reafirmar que toda iniciativa respecto al problema marítimo boliviano, no podrá contemplar compensación territorial de ninguna índole, como vía de solución”, aseveró el ministro de Relaciones Exteriores y Culto de Bolivia, Mario Velarde Dorado, durante el saludo del Honorable Cuerpo Diplomático, en fecha 3 de noviembre de 1982.

“Por otra parte, el Gobierno Constitucional de Bolivia no reanudará relaciones con Chile mientras este país no dé muestras palpables de su disponibilidad de llegar a una solución real y conveniente a esta cuestión que indudablemente representa un riesgo para la seguridad del continente, pues la paz en América del Sur estará siempre amenazada mientras persista el enclaustramiento boliviano”, dijo la autoridad.

La afirmación la hizo a escasas semanas de haber asumido la titularidad de la Cancillería en el gobierno que presidía Hernán Siles Zuazo.

“El enclaustramiento geográfico de Bolivia es un problema continental”, argumentó, asimismo, en ocasión de la posesión de los ministros de Estado, el 10 de octubre de 1982.

Es que desde la invasión chilena en 1879, el enclaustramiento boliviano se ha constituido en un problema continental. En este marco crece, día tras día, la expectativa por el curso que adquiere la demanda marítima en la Corte Internacional de Justicia en La Haya.

El propósito gubernamental, en ese periodo histórico, buscaba marcar nuevos hitos, en este asunto de política internacional, en consonancia con el espíritu democrático, que animaba a los líderes de extracción popular de inicios de los 80.

El objetivo mayor fue proseguir en la difícil búsqueda del restablecimiento de una salida libre, útil y soberana, al Pacífico. Había transcurrido, en esos días, 103 años del asalto de nuestro Litoral por las fuerzas militares del expansionismo anglo – chilenas.

Por consiguiente se avizoraba un nuevo enfoque de política internacional, con propósitos bien definidos, en la perspectiva de propiciar, fundamentalmente, el respaldo de la comunidad internacional a la causa boliviana, aprovechando la popularidad de la que gozaba el gobierno de la UDP, fuera de nuestras fronteras.

En suma: la perseverancia del pueblo boliviano hizo posible el retorno de la democracia y lo propio ocurrirá con nuestro mar.