Alianzas de partidos de “derecha” e “izquierda”

Posiblemente, jamás en la historia política de Bolivia se ha producido una alianza de partidos políticos alrededor de un asunto electoral, como la que sucede en torno al referéndum del 21 de febrero. Sin embargo, pese a ese antecedente, en el presente ese fenómeno se produce con notables características con motivo del acto electoral que se efectuará el domingo próximo.

Ese fenómeno consiste en que todos los partidos supuestamente de “derecha” se han unido en torno a la fórmula del NO, mientras, al mismo tiempo, todos los partidos también presuntamente denominados de “izquierda” se han unificado en torno a la consigna del SÍ. La unidad en torno a esos objetivos se está produciendo, por lo demás, por vías de hecho, sin acuerdos previos, conversaciones ni negociaciones interminables y, por supuesto, de forma espontánea y aun sin el menor grado de conciencia de algunas de las partes.

Por un lado, como no había ocurrido en ninguna circunstancia desde principios del presente siglo, se observa que los numerosos partidos y grupos a los que se llama de “derecha” (pero que se consideran de “izquierda”) han formado una sólida alianza en torno a la fórmula del NO y, en esa espontánea actitud, han aglutinado a su alrededor a importantes sectores de la opinión pública, en particular los indiferentes, apolíticos, clase media, sectores acomodados, campesinos, pequeña burguesía, etc.

Entre esos partidos “derechistas” están el Movimiento Nacionalista Revolucionario (en sus alas pazestenssorista y gonista), Partido Demócrata Cristiano (PSD), Unidad Nacional (UN), Movimiento Demócrata Social (MDS), MIR, ADN, FSB y otros menores que dieron muestras de reactivación pese a algunos años de inactividad. Es más, estos partidos, opositores en su mayoría, consiguieron un acuerdo tácito para elegir a un solo delegado por la opción del NO en los recintos electorales del domingo.

Por otro lado, también se han coludido en una coalición, subterránea en gran medida, los partidos supuestamente de “izquierda” (pero considerados de “derecha”) con el objetivo de apoyar la reforma constitucional y posibilitar la re-re-elección presidencial indefinida del binomio que actualmente encabeza el Gobierno. Este concilio gira sobre el partido que está de inquilino en el Palacio Quemado, el MAS, en torno al cual forman fila india el Partido Comunista de Bolivia (PCB), una fracción del partido Socialista (PS), Partido marxista-leninista, maoísta (PCMLM), Movimiento Popular Endógeno (MOPE), Movimiento Guevarista (MG), todos los cuales expresaron su “apoyo revolucionario” a la reforma constitucional.

En esa forma, las elecciones del domingo adquieren inusitado interés entre la población boliviana en cuanto al resultado final. Pero, en todo caso, se constata -si se estudia los antecedentes históricos de algunos de estos presuntos partidos, resucitados entre los muertos y que creen en la vida perdurable y otros son solo montones de ladrillos rotos- que pueden reaparecer en el tablado, luciendo maquillaje de purísimos revolucionarios, ideólogos a ultranza, filósofos platónicos y hasta bellísimos Adonis cubriendo su “achachitud” o senectud, sus arrugas centenarias y úlceras con finos maquillajes.

En todo caso, las aludidas alianzas y pactos son una novedad digna de admiración, pero lo que está en juego son los términos No y Sí, que es lo que tiene que decidir el voto consciente.