ETIQUETA Y PROTOCOLO
Georgette E. Bretel de Aliaga
Tienen que ver con el saber relacionarse entre personas de una misma sociedad, sin importar el origen, raza, religión, edad o sexo y mucho menos la situación económica. La práctica adecuada de las relaciones humanas, propicia una vinculación de respeto y tolerancia y cada persona es responsable de sus éxitos o fracasos, están en el cotidiano vivir, y fluyen en el seno mismo de la familia, posteriormente repercutirán en la sociedad y por consecuencia en nuestras fuentes laborales.
Por lo tanto, es imprescindible saber conducirse correctamente desde niños. En el hogar es imprescindible mantener un comportamiento idóneo, porque influye de manera decisiva en las futuras relaciones. Se pueden flexibilizar las normas de educación dentro del hogar, pero jamás olvidarlas. Los familiares y las personas con quienes convivimos merecen respeto. Debemos respetar la manera de pensar y actuar de los demás.
Entre cónyuges debemos ser educados, amables y tener buenos modales, esto dará como resultado una convivencia agradable, y por consecuencia, esta relación proporcionará estabilidad a nuestros hijos.
Las decisiones del hogar deben ser tomadas en conjunto, razonando y cediendo si es necesario, sin olvidar que nadie es dueño de la verdad absoluta. La cortesía y el respeto no están reñidos con la sinceridad.
Nunca se deben mantener discusiones en presencia de otras personas y mucho menos delante de los hijos, pues permitimos que ingresen en nuestra intimidad como pareja perdiendo el respeto de los demás, exponemos innecesariamente nuestra vulnerabilidad.
La confianza es uno de los factores más importantes que debemos manejar pues lamentablemente, ésta puede debilitar una relación por mucho amor que exista, si dudamos por algún motivo, siempre es mejor preguntar antes que suponer, a veces las cosas no son como aparentan y se puede pecar de injustos por no abrir un dialogo y solucionar las cosas oportunamente. Antes de acusar, es bueno ubicarse en el lugar de la pareja, como quien dice; debemos ser capaces de “ponernos en los zapatos del otro”, solo así podremos saber lo que se siente en la misma situación.
El arreglo personal y la imagen, son parte esencial de la consideración y los buenos modales hacia nuestra pareja y por supuesto hacia las personas que son parte de nuestro hogar. No se debe confundir la comodidad de un fin de semana con el desaliño.
Recordar y conmemorar fechas especiales como aniversarios, cumpleaños y otros, ayudan a mantener una relación de armonía dentro la familia, los detalles (sin necesidad de exageraciones). Estos detalles son importantes y debemos tratar de mostrar nuestro amor y respeto no solo a nuestra pareja, sino a nuestros padres, abuelos, hermanos, cuñados, tíos, sobrinos, etc.
No es bueno hacer comparaciones… “Mi padre siempre compraba… ”, puede resultar ofensivo y desalentador, además de provocar una antipatía innecesaria contra el sujeto del ejemplo, no debemos olvidar que nuestro mundo, ahora es distinto por lo que nuestros gustos, reglas y formas de vivir las descubriremos juntos, sin la intervención de terceros. En todo momento prima la educación, los buenos modales, la comunicación, la tolerancia, y todo ello siempre contribuirá a mantener excelentes relaciones dentro y fuera del hogar.
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