PAREJAS
Después de los fabulosos años rosas, muchas parejas se dan cuenta que el matrimonio toma más que un beso en los labios y revolcones matutinos. De hecho, pocos reconocen que, para sobrellevarlo, se necesitan toneladas de paciencia… Sí, esa que se extingue a medida que pasan los días ¡y más si tu relación es monotonía pura! El problema viene cuando ya es demasiado tarde, cuando te das cuenta que los “simples altercados” se convirtieron en la orden del día y que el único remedio es el divorcio. ¿Te suena familiar? Aunque nadie tiene el secreto para un matrimonio de cuento de hadas, la situación puede aliviarse si abres los ojos a tiempo y le das un stop a estos pequeños, pero significativos asuntos. ¿Regla número uno? Comunicación. Trillado, ya sé, pero el don de la palabra es tan poderoso, que evita las famosas bolas de nieve (cuando un problema se agranda tanto que no puedes controlarlo), evita resentimientos, lágrimas, engaños y, sí, el divorcio.
FINANZAS
Cuando quieres ir de compras, pero él prefiere invertir en su colección de corbatas; o tú le das más importancia a tener una casa moderna y lujosa que a pagar las tarjetas de crédito… ¿Di en el clavo? Los problemas económicos en la pareja, si no se tratan a tiempo, no solo te dejarán con los bolsillos vacíos, sino que también pueden resquebrajar tu matrimonio si la comunicación no ayuda. Bien sea que lleven cinco meses o cinco años juntos, hablar de finanzas abiertamente y sin tapujos los pondrá en la misma página, incluso, lograrán conseguir un balance entre placer y deber sin caer en los extremos. Familia Ah, ¡el mito de la suegra es cierto! Dicen por ahí que, cuando te casas, la familia viene incluida en el paquete. Sin embargo, cuando ya estás acostumbrado a los huevitos mañaneros de mamá en la casa para desayunar o la planchada de ropa cortesía de la abuela, tu mujer siempre, siempre, tendrá las de perder. Recuerda, una cosa es tu familia de nacimiento, que son y serán tu sangre por los siglos de los siglos, y otra muy distinta la pareja que escogiste para empezar tu propia generación. Dales el lugar que se merecen… Pero, si me lo preguntas, tu esposo o esposa deberá convertirse en prioridad para evitar que el famoso papelito del divorcio diga presente.
RUTINA
La rutina mata, de eso no hay duda. No existe peor “remedio” para una pareja que el dejarse arrastrar por la monotonía y por apostar a lo seguro. Vamos, no les digo que se lancen de un avión todos los fines de semana, pero sí que traten de guardar un tiempo para ustedes, para mimarse, ir al cine o simplemente conversar. Si tú no lo haces, ¡siempre habrá un tercero para complacer!
HIJOS
Triste pero cierto. Los niños cambian el patrón de una pareja, más aún si permites que “controlen” cada aspecto de sus vidas. Aunque no es la primera causa de divorcio, la diferencia de opiniones y de crianza puede afectar la relación. ¡Imagínate! Nadie quiere verse como el débil frente a los hijos y si te encanta quitarle el “poder” a tu marido cuando intenta disciplinar, es una bala segura a su autoestima.
Ahí es cuando el punto anterior se convierte en prioridad. Necesitan encontrar un tiempo para ustedes. Primero para darse un respiro mutuo de ser padres y, segundo, porque es importante estar en el mismo camino cuando de criar a un hijo se trata. Tómenlo como una oportunidad para crecer como pareja y como personas… Si su manada de retoños no los quiebra, entonces nada lo hará.
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