No solo en Bolivia existen cuervos, los hay en todo el mundo, cuervos chinos, gringos, negros, blancos, indígenas, comunistas, capitalistas, desde los tiempos más remotos hasta nuestros días. Sabemos que la madre de todos los males es la “ambición humana” que conspira contra quien se opone a su suerte y destino, que no descansa ni de día ni de noche, implacable, inmisericorde, que mata.
Analizaremos un listado de las víctimas de la ambición de los cuervos que se dieron en la historia del mundo y de nuestra amada Bolivia, que, como resultado siempre dio la traición al jefe.
En la antigua Roma, Julio César, el gran emperador, potenció su imperio como ningún otro -al que le debemos el calendario Juliano-, elevó al grado de senador a su hijastro Brutus. Éste, en medio de una conspiración del Senado contra Julio César, le clavó un puñal, con los demás cuervos, causándole la muerte. El Imperio lo necesitaba vivo, otros lo querían muerto.
Robespierre, “El Incorruptible” de la Revolución Francesa, que luchó al lado del pueblo fusil en mano por la “Liberté, Igualité, Fraternité” contra el rey y todo un poder monárquico, el padre de la revolución liberal que fue el espejo del mundo moderno, más tarde fue guillotinado por el mismo pueblo que exclamaba de satisfacción traicionera. Un cuervo parado sobre la guillotina ensangrentada observaba atento.
El Libertador Simón Bolívar también mordió el sabor amargo de la traición de la naturaleza humana del alto peruanismo criadero de cuervos, ya que vio cómo el diputado Martín Cruz, arrogante y retórico, borraba su nombre: “si de Rómulo viene Roma, de Bolívar vendrá Bolivia”. ¡Cómo se habrá sentido nuestro Libertador!, al extremo de alejarse de nuestra Patria amargado y morir en Santa Martha, ¡pobre y olvidado!
El Mariscal Antonio José de Sucre, infatigable luchador al lado de Bolívar por la independencia y la libertad sudamericana, alejado de la tierra que lo vio nacer, llegó a Bolivia para ser nuestro segundo presidente, y organizó al país con las mejores leyes. Igual tuvo que masticar el dolor de la traición y alejarse de la ciudad que lleva su nombre con el brazo partido de un balazo disparado por los cuervos, que no conformes, lo asesinaron en Berruecos.
“No soy enemigo de los ricos, pero soy más amigo de los pobres”, era el lema del My. Gualberto Villarroel, con el que abolió el pongueaje a favor de los trabajadores sin sueldo, que se dio tras el Congreso Indigenista que quitaba privilegios a los terratenientes de esa época. Una turba enardecida por el alcohol de los cuervos colgó cruelmente al presidente Villarroel en el farol frente al Palacio de Gobierno. ¡Al día siguiente todos lloraron por el mártir!
El Dr. Enrique Hertzog tuvo la mala suerte de criar a su cuervo Mamerto Urriolagoitia, “El Chivo”, y como siempre sucede en la vida política boliviana, fue un vicepresidente que conspiró contra su jefe, al que le juraba lealtad eterna, hasta el momento preciso, cuando lo tildó de enfermo incapaz para gobernar y lo mandó a Chulumani para que se cure. ¡Qué le parece!, es así la política de los vicepresidentes.
El Dr. Víctor Paz, conductor de la Revolución del 52, nacionalizó las minas, decretó el voto universal, la Reforma Agraria para los campesinos, y en su reelección tuvo por vice al Gral. René Barrientos, quien con otros “cuervos revolucionarios” lo derrocaron un 4 de noviembre. El pueblo terminó aclamando al General cansado de la rosca movimientista que se llevó las libras esterlinas.
Y llegamos a don Evo Morales, quien aburrido de los gringos declaró persona no grata al embajador, logró blindar la economía, subvencionó la gasolina a los transportistas, dijo no a los impuestos de los gremialistas, crio cuervos “sin miedo”, y dio otros favores a quienes lo apoyan. Y, obligados por el tiempo, antes o después del año 2019 recién tendremos la continuación de esta nota.
Lector, la historia se repite, los que cambian son los hombres, verá que es fácil darse cuenta de la gente y sus ambiciones, que cambiaron de intereses, que antes y frente al jefe tenían caras sonrientes, humildes, fieles hasta la muerte, ofrecían su vida y su sangre, pero ahora tienen cara de cuervos.
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