Los montos presupuestados para la gestión pasada, 2015, no han sido ejecutados ni en el 75%. Ministerios, empresas públicas, gobernaciones y municipios no han llegado a ejecutar sus presupuestos; se dice, en la mayoría de los casos, que la falta de desembolsos ha impedido su ejecución y, en muchos casos, la no realización de obras programadas. Gobernaciones y Alcaldías son las más inquietas en relación con la “no ejecución presupuestaria”; pero tampoco reportan las causas mayores que han impedido esa no ejecución, porque no sólo puede ser la causa la falta de desembolsos.
En el caso de los ministerios, con toda razón y como es costumbre, la mayor parte de sus presupuestos ha sido destinada al pago de sueldos de la excesiva burocracia que tienen. Hay gobernaciones y alcaldías que también adolecen de contar con mucho personal y, en general, los remanentes para obras no son considerables y, si a ello se añade el no desembolso, el resultado es que, año tras año, aparecen montos que están en el rubro de “no ejecución”, hecho que llama la atención de la colectividad porque tampoco se informa con detalle los motivos por los que no hubo cumplimiento de las asignaciones financieras que han tenido.
Hay temor, y con toda razón, a que en la gestión 2016 las dificultades sean muchas y, si gobernaciones y alcaldías no tienen claro el panorama de sus finanzas, gastos en burocracia y realización de obras, será difícil contrarrestar los problemas. Lo grave en muchas gobernaciones y municipios es que “siempre se espera el qué dirá del gobierno central”; esta frase se refiere generalmente a si “el gobierno se prestará dinero para satisfacer las necesidades de gastos”.
Mucho se hizo en el lejano pasado y en el último de diez años de gobierno del MAS en confiar en préstamos y socorros del Tesoro General de la Nación. En muchos casos, los presupuestos no han sido ejecutados por carencia de desembolsos del TGN, en otros, porque “el gobierno no entregó partidas financieras comprometidas y que estaban basadas en deudas del país que contraería en organismos internacionales”.
EL DIARIO, en su edición del 11 de enero, incluye una reflexión hecha por un conocido y eficiente economista: “En 2016, el gobierno central deberá aplicar un plan serio de austeridad y en vez del despilfarro de recursos fiscales, para evitar problemas en los flujos de liquidez y reducir las expectativas y demandas sociales, que por el referéndum de febrero están inflacionadas, con promesas que con este marco económico y social, será muy difícil cumplir”. Es una realidad que promesas electoralistas o de cualquier tipo no se cumplirán porque, pasado el proceso electoral, “todo habrá quedado en nada” debido a la explicación de que “no fue posible superar la pobreza fiscal para satisfacer las demandas”.
La superación de los presupuestos no debe solucionarse con deuda externa que es medida contraproducente para el país; en otras palabras, no se puede compensar lo mal hecho o malgastado con otro error como es el de contraer préstamos que se carga al pueblo.
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