Narcotráfico, ¿un mal invencible?


 

Desde mediados del pasado Siglo XX, la producción y consumo de drogas aumentó desmesurada e imparablemente en el mundo no obstante las campañas de prevención. No han servido acciones de interdicción ni reducción de materias primas, menos la provisión de precursores que los fabricantes se esmeran en proporcionar a los industrializadores de materia prima para fabricar drogas de toda clase.

El planeta se ve enfrentado a enemigos poderosos como son el armamentismo, el narcotráfico, la economía informal o ilegal, la pobreza y altos índices de enfermedades. En los mismos países ricos y desarrollados se sufre casos de enfermedades crónicas - muchas de ellas carentes de tratamientos y atención médica por ausencia de seguros y, en muchos casos, debido a la pobreza, la desnutrición y falta de educación-. Para los países considerados “en vías de desarrollo” o, mejor dicho, pobres y subdesarrollados como son los del Tercer y Cuarto Mundo, los problemas alcanzan índices alarmantes, debido especialmente a la pobreza, malos sistemas de salud y carencia de educación precisa como para luchar y vencer batallas contra el analfabetismo, la drogadicción y la mala atención de salud.

Para los países ricos, los problemas radican en el tráfico, comercialización y consumo de drogas que, por sus amplísimas fronteras, ingresan de todas partes y en cantidad y calidad diversa. Quienes dirigen el gran negocio de las drogas ilícitas, generalmente parapetados en grandes empresas comerciales del planeta, hacen poco o nada por frenar el letal negocio de las drogas, sea por conveniencia o por indiferencia y falta de solidaridad, protegen a quienes mantienen seguros a los fabricantes y productores de drogas; su comercio prácticamente estaría garantizado y su comercialización y difusión está en “manos gratuitas y bien planificadas” que esparcen las drogas y conquistan nuevos adeptos. En muchos casos, se considera que parte de los mismos cuadros policiales están comprometidos porque la práctica mayor del negocio de las drogas está en la corrupción, mal en el que caen todo tipo de personas porque “no hay quien rechace las tentaciones del dinero y del poder”.

Posibles soluciones para el problema serían: anular todas las fuentes de producción de materia prima, impedir el ingreso de precursores a los centros de producción, intervenir y clausurar no sólo los sitios en que se realiza la industrialización sino vigilar y controlar el tránsito de automotores, aviones, avionetas, lanchas, ferrocarriles y todo medio de transporte. Controlar en las ciudades, pueblos y villorios a sospechosos de la venta de drogas. Realizar labores de interdicción en conjunción con organismos internacionales al margen de posiciones o intereses políticos que, muchas veces, obstaculizan la guerra contra las drogas. Son varias las medidas que habría que adoptar, pasando por los sistemas de educación y salud, con miras a disminuir el avance incontenible de las drogas que, en sus resultados, causan más víctimas que todas las guerras.

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