El celeste tuvo una triste presentación en su debut de Copa Libertadores; se entregó mansito a un adversario que liquidó el pleito sin mucho trámite.
Racing de Avellaneda fue un cómodo ganador sobre un flemático Bolívar (4-1) que se entregó mansito en su debut en la llave Tres de la Copa Libertadores, abriendo un signo de interrogación acerca de sus posibilidades en el certamen, porque ni el más pesimista de la parcialidad del elenco boliviano esperaba esta olvidable y soporífera presentación.
De la mano del paraguayo Óscar Romero, un jugador con mucha lucidez y claridad para manejar los hilos en la zona de creación, el elenco anfitrión no tuvo problemas para vapulear conceptualmente a un desconocido elenco bolivarista, porque sencillamente a la hora del balance, sobre todo en gran medida a lo que fue el primer tiempo, el celeste estuvo atado de pies y se entregó mansito.Con goles de Lisandro López (10’), Martínez (27’) y De Paul (32’), todos en el primer tramo, le pusieron sello a la victoria debut el cuadro de Avellaneda, ante un equipo boliviano que se rozaba con una dura realidad. En el complemento, cuando bajaron las revoluciones en el local, se sucedieron otros dos goles. Acuña a los 33’) elevó las cifras a cuatro, y el descuento para Bolívar fue obra de Juan Carlos Arce (43’).
En un encuentro desigual, las ambiciones para Bolívar no podían ser demasiadas, porque estuvo desnutrido en todos los sectores del campo de juego, olvidó el libreto y el rival jugó a placer, porque hizo gala de agresividad ante un oponente que se refugiaba en un arremolinamiento anodino y sin poder de reacción.
EL PARTIDO
El encuentro, de entrada puso en evidencia las intenciones de uno y otro bando. Rácing que tomó la iniciativa en términos de posesión de balón y Bolívar esperando en su territorio, agrupando gente atrás.
Virtualmente el albiceleste vivía en tres cuartos de cancha y el rival que no hacía pie, se perdía en un descontrol inesperado, porque el balón se hacía esquivo y paulativamente crecía la superioridad del local.
Tan cómodo se hacía la labor de Racing, que muchos balones pasaban por los pies del cerebro Romero, quién se cansaba de echar balones para Lisandro López y Róger Martínez los hombres más adelantados; las circunstancias hacían que la defensa no tuvo trabajo sino en una ocasión cuando Borghello con derechazo bajo (30’) exigió a una felina acción del meta Sebastián Saja .
En el complemento, ya con un desenlace hecho, Racing se llamó a tregua y fue entonces que Bolívar salió un tanto y los cambios efectuados por el técnico Insua, con el ingreso de Arce y Bejarano, de alguna manera posibilitaron equilibrar las acciones, pero la falta de avidez para pretender lastimar al adversario seguía siendo la dominante.
En síntesis, un Bolívar sin alma y sin caracter hizo las cosas fáciles para un Racing que no necesitó de mucho trámite para ungirse con un triunfo que lo justificó plenamente, porque jamás corrió riesgo el resultado que fue por demás fácil. Los celestes no hicieron pie y lo pagaron caro.
Genaro Orellana
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