RELACIONES FAMILIARES
Educar a los hijos no es una tarea fácil, pero es muy importante, la educación que reciban dentro del hogar repercutirá de manera decisiva en su futuro, porque la educación escolar es tan solo un complemento a la educación que se les da en el hogar.
En ambos casos la mejor forma de hacerlo es con paciencia, tolerancia, amor y comprensión. Los padres deben dialogar y ponerse de acuerdo sobre la manera de educar los hijos, para no desorientarlos con posibles contradicciones, así comprenderán que ambas voces son válidas porque expresan lo mismo. La mejor manera de enseñar es con el ejemplo, no decir una cosa y hacer otra.
Por norma general, los padres educados tienen hijos educados. No se debe descuidar su educación para que no olviden lo que ya aprendieron en el hogar, es muy fácil relajarse y hacer las cosas que menos incomodan. Tampoco se los debe presionar al enseñarles o se estará ejerciendo una suerte de tiranía familiar. Los hijos deben aprender que con una sonrisa, se consigue más que con caprichos y rabietas.
El colegio es el primer círculo externo, donde los niños practican las relaciones sociales al comunicarse con otras personas para aplicar todo lo que aprendieron en su hogar. Por lo tanto, es indispensable enseñar a los hijos a compartir con otros niños donde prime el respeto y la tolerancia.
Sin duda, el primer lugar donde se recibe educación es el hogar, si la enseñanza fue esmerada y constante, los buenos modales no se olvidaran nunca y la practicarán en el lugar donde estén. Durante gran parte de su vida, el hogar y el colegio son la principal fuente de educación. Procure que ambas se correspondan y no confundan al niño con enseñanzas contradictorias. Supervise de cerca la educación escolar de sus hijos.
Cuide el vocabulario que utiliza delante de los niños, ellos repiten lo que escuchan en casa. Enséñeles la importancia de solicitar las cosas con un “por favor” y siempre dar las “gracias”. Debemos explicarles que la honestidad y la franqueza son banderas que deben flamear en cada momento de sus vidas. Asimismo la importancia del respeto hacia las personas y que esto no necesariamente forma parte del círculo familiar.
Enséñeles a ser considerados con las personas mayores, gestantes o con algún tipo de impedimento físico, cediendo el paso en la calzada o el asiento en las movilidades públicas, no hablar a gritos en la calle o en lugares públicos, no empujar a los peatones por muy apurados que se encuentren, no ocupar las aceras para charlas ocasionales, impidiendo el paso de los transeúntes, respetar la fila ya sea en una tienda o para tomar una movilidad, en el cine, teatro, etc., no interrumpir una conversación, respetar y cumplir con los anuncios (Silencio, No fumar, No comer, No tocar bocina, Prohibido estacionar, Prohibido el paso, No tire la basura, etc.).
Nunca se debe avergonzar a los niños, llamándoles la atención en presencia de otras personas, además de afectar su autoestima, corremos el riesgo de provocar una futura rebeldía.
Si los hijos aprenden y practican estas reglas desde niños, los padres habrán conseguido educar a buenos ciudadanos, que en el futuro serán útiles para la sociedad, y serán personas de éxito.
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