El día 18, El Alto vivió una tragedia con el resultado de 6 muertos y 18 heridos. Las imágenes transmitidas por los diferentes canales de TV mostraban unas llamaradas frente a las oficinas, de la Alcaldía de El Alto, puertas cerradas y vándalos que armados de una especie de palanca forzaban la puerta de acceso. La policía se hizo de oídos sordos, pese a que una de sus unidades se encontraba a menos de 200 m. de distancia, se impidió el acceso de los bomberos. Todo un espectáculo de indiferencia y crueldad.
Los funcionarios que se encontraban en el interior de las oficinas no podían salir por riesgo de enfrentarse a una multitud enardecida que seguramente estaba dispuesta a matar.
Frente a estos hechos surgió un grupo de héroes. Los trabajadores de una empresa importadora colindante con la parte posterior de la Alcaldía descargaban mercaderías.
Esos trabajadores percibieron que del interior de la Alcaldía rompían vidrios y trataban de huir por las ventanas, ya que se había iniciado el incendio y las oficinas se inundaban de humo y gases tóxicos. Ricardo Luque, de 30 años, notó la gravedad del problema y en su interior sentía la angustia de un padre que percibe la tragedia de otros padres que, en ese momento, corrían el riesgo de perder la vida.
Se preguntó: ¿qué hacer?, la respuesta surgió del gerente de la empresa, Yamil Manzur, quien gritó: usen la grúa, tarea a la cual de inmediato acudieron el operador de la máquina y otros trabajadores. Según relata un periódico local, engancharon los cables de la grúa y luego “el operador Sofré logró bajar a unas 100 personas con 15 maniobras exactas”. De esta manera se salvó numerosas vidas. ¿Qué hubiera pasado si no aparecía este grupo de personas sensibles que, arriesgando su propia integridad, logró rescatar a ese importante número de víctimas? La desgracia hubiera sido considerablemente mayor.
Las imágenes posteriores mostraron a algunos de los afectados, entre ellos una madre, claramente de condiciones muy modestas, quien lloraba desconsolada, había perdido a su hija, una joven profesional que trabajaba como contadora; entre lágrimas incontenibles la anciana repetía: y ahora, ¿quién me va a dar un plato de comida? ¿Quién va a hacer que mi nieta de siete años pueda seguir sus estudios? Otras víctimas fueron padres que igualmente dejan en la miseria a sus padres o sus descendientes.
Otra página dolorosa en la vida de esta ciudad que, en general, tiene una población de escasos recursos.
En contraste a la noble actitud relatada, mensajes retransmitidos por Facebook claramente muestran a los ignotos que mueven los hilos. En una de esas imágenes, el Viceministro del área dando instrucciones para que la Policía deje inermes a los funcionarios de la Alcaldía frente a los actos de vandalismo, para que se informe a la opinión pública de que se trataba de un autogolpe, y otras instrucciones complementarias. Claramente un comportamiento que no corresponde a una autoridad encargada de velar por la seguridad de la ciudadanía independiente de sus creencias. Finalmente todos tenemos el derecho de pensar libremente.
En los días posteriores, frente a la gravedad de los hechos se ha arrestado a algunas personas, algunas de las cuales han sido enviadas a San Pedro, entre ellas el que en anterior oportunidad había declarado que sería “la pesadilla” de la alcaldesa Chapetón. Todo porque ésta obtuvo un triunfo otorgado por un amplio sector de la población que deseaba se corrija las arbitrariedades de la anterior gestión municipal.
Queda pendiente aclarar por qué se arma todo este trágico espectáculo y se quema documentación selectivamente para eliminar pruebas de una anterior gestión municipal delictuosa. Por la salud moral de nuestra sociedad esperemos que esto suceda.
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