El referéndum para modificar la Constitución Política del Estado, de la semana pasada, ha determinado claramente que la sociedad boliviana está dividida, entre los que apoyan al régimen de gobierno del populismo izquierdista, y los que luego de 10 años de ejercicio del poder político continuo, lo rechazan, pues el mismo gobierno le dio un carácter de plebiscito de aprobación o reprobación al régimen, con su millonaria campaña de propaganda sobre las realizaciones que hubiera efectuado en estos largos años.
El oficialismo consideró al plebiscito como de “vida o muerte”, al decir de algunos de sus portavoces, pues no sólo se jugaba el futuro gobierno (cuarto mandato), sino el veredicto de la ciudadanía sobre el denominado “proceso de cambio”, a cuya cabeza se halla el Presidente del Estado Plurinacional, acompañado del Vicepresidente.
La campaña adquirió contornos casi apasionados entre unos y otros, los del prorroguismo oficialista volcaron todo el aparato administrativo y empresarial del Estado, en procura de convencer a los votantes por el “sí”, así los ministros del Ejecutivo fueron encomendados cada uno a la campaña en cada departamento. Las empresas y entidades públicas llenaron los espacios televisivos, radiales y escritos en la propaganda, por supuesto con recursos públicos, e incluso – según un periodista radicado en España y entrevistado por el canal televisivo católico- la propaganda en afiches murales por el “sí”, en tres ciudades de ese país, tenía un costo de 48.000 euros, es decir más de 50.000 dólares en tres ciudades españolas, no sabemos de otras.
Los que hicieron campaña por el “no”, que en su mayoría fueron ciudadanos ajenos a la política partidista y, por supuesto, la oposición partidista, se apoyaron en los escándalos que salieron a la luz pública sobre las pasadas relaciones sentimentales del Presidente con una dama, y el poder de la misma en negocios con el Estado de una empresa china, de la cual es la gerente. El asunto de la corrupción en el Fondo Indígena (Fondioc), que ha puesto en duda la transparencia del gobierno, y al finalizar la campaña, en el asalto promovido por gente del oficialismo, a las oficinas de la Alcaldía de la ciudad de El Alto, con el resultado trágico de seis empleados de esa Alcaldía fallecidos por probable asfixia, y decimos probablemente, porque un profesional abogado declaró que vio el cadáver de una de las víctimas, con profusión de sangre en la cabeza.
También se observó una exagerada actitud de los presidentes de las Cámaras legislativas, en defensa apasionada de la cabeza del Órgano Ejecutivo, olvidando que el Art. 12 de la Constitución Política del Estado determina la independencia y separación de los poderes u órganos. En esta actitud estuvieron ministros y funcionarios púbicos, que echaron a los empleados públicos a la campaña. Para la presidente de la Cámara de Diputados, nunca antes en la historia, la ciudadanía votó con el 64% a favor del Presidente, desconociendo las votaciones por más del 80% de los años de la Revolución Nacional (1956, 1960, 1964) e incluso las elecciones del año 1967, que eligió al general René Barrientos con ese porcentaje.
También para esa legisladora, nunca hubo mejor Presidente que el actual, desconociendo al Mariscal Andrés de Santa Cruz, el organizador del Estado Boliviano y creador de la Confederación Perú Boliviana, que le dio a nuestro país la categoría de potencia en la región, no sólo militar, sino económica, sin que el Estado perciba como en estos años, como nunca antes, tantos recursos económicos por los altos precios internacionales de las materias primas que exportamos. El presidente Manuel Isidoro Belzu, el caudillo más grande de los sectores populares, y Víctor Paz Estenssoro, líder de la Revolución Nacional, el hecho histórico más importante luego de la independencia de 1825.
Las descalificaciones fueron la nota de la campaña, de tal manera que una vez más, para los gobernantes y sus círculos de poder, los que no están con el gobierno y sus políticas, son derechistas, neoliberales, vende patrias y otros epítetos, con el resultado que la mayoría de los ciudadanos del país que votaron por el “no”, son derechistas, etc.
No ha dejado de llamar la atención el penoso papel de algunos medios televisivos, que al entrevistar a los primeros gobernantes y pretenciosos candidatos a las elecciones de 2019, les rendían un culto vergonzoso, pues faltaba que les digan: ¿qué quiere que le pregunte, excelencia? Así en el programa “la hora 23”, el Presidente entrevistado se refirió a que hasta en el exterior alababan su gestión. Rápidamente el entrevistador puso en pantalla el comentario de un argentino alabando al Presidente caudillo boliviano, sin embargo, no hizo mención a los varios artículos en la prensa extranjera, condenatorios al intento prorroguista, como el del señor Carlos Alberto Montaner en el New Herald de Miami, o los muchos publicados en medios brasileños. Otro entrevistador fue premiado con el nombramiento de Embajador.
El triunfo ciudadano por el “no” en las urnas el pasado domingo, en su interpretación más cabal, es el rechazo al exagerado ejercicio del poder por un par de personas que estarán en el poder 14 años, como ningún otro mandatario en la historia patria. Además de un cambio en la orientación política de gobierno, que hace diez años está en campaña electoral, por la necesidad de encarar una política de gestión pública beneficiosa para todos.
Cuando más de la mitad de la población de un país está enfrentada con la otra mitad, y dividida ideológicamente como producto del caudillismo presidencialista, se pone en serio riesgo la Seguridad Nacional, la paz social y el desarrollo del país.
Desde la llegada al poder del régimen de los movimientos sociales y cocaleros, el revanchismo, la descalificación étnica a los no indígenas, la descalificación y persecución a los denominados “neoliberales” ha sido la nota, dividiendo y enfrentando a bolivianos contra bolivianos, a los taras con los k´aras, los cambas con los kollas, izquierdistas y derechistas, etc.
No olvidemos que lo igual o parecido une, y lo desigual y distinto divide. Dios salve a la Patria.
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