• El 27% de los primates -el grupo que incluye a los monos, los gorilas y los humanos- practica la monogamia social. • Otros datos indican que entre el 3 y el 5% de las especies de mamíferos practican la monogamia social, desde los murciélagos hasta los lobos. • Además la investigación hace en también dice que las sociedades en las que la monogamia no es la norma: algunos estiman que la cifra es de hasta el 83%.
Investigación de la BBC, revelaron que la monogamia sigue siendo más un ideal que una realidad en distintos animales, de los cuales muestran a burros, aves y monos, quienes demuestran esta aspecto dentro del núcleo en que se desenvuelven (BBC).
Los animales que son macho de un lado y hembra del otro, este aspecto hace entender por qué la monogamia a veces funciona para los animales y por qué fracasa con tanta frecuencia puede decirnos cosas acerca de nuestras propias relaciones.
Así que deja a un lado tus ideales románticos y entra a un mundo de amorosos gusanos parásitos, pájaros adúlteros y monos sinvergüenzas.
RAZONES
En la naturaleza la reproducción lo es todo, cómo dieron a conocer los científicos que una especie se extinguió. En el fondo, el objetivo de todas las criaturas es pasarle sus genes a su descendencia.
La monogamia es una de muchas estrategias, pero hay dos presiones que llevan a los animales a aparearse con más libertad. La primera es que la variedad genética es buena. Una hembra que se aparea con diferentes machos tendrá hijos más diversos genéticamente, elevando la probabilidad de que al menos algunos de ellos prosperarán.
En segundo lugar, como apuntara el genetista inglés Angus John Bateman, hay una diferencia fundamental entre machos y hembras en materia de células sexuales. En pocas palabras, el esperma es más “barato” de producir que los huevos o los óvulos.
ANIMALES POR PLACER
Esto significa que un macho típico tiene suficiente esperma a su disposición para fecundar a innumerables hembras, mientras que hay un punto en el que las hembras dejarán de producir más descendencia si se aparean con más machos.
Cuando esos factores se combinan, los dos sexos tienen incentivos para encontrar múltiples parejas. Como resultado, la monogamia sólo tiene sentido bajo circunstancias muy específicas, muchas de las cuales nos pueden resultar curiosamente familiares.
La primera es simplemente la proximidad.
Si los miembros de una especie viven separados por grandes distancias, tenderán a tener una actitud de “ama a aquel con el que estás”. Formarán pareja con el primer candidato que puedan encontrar y se aferrarán a él.
Uno de los animales que prueba el punto es el parásito intestinal Schistosoma mansoni (género de platelmintos parásitos de la clase trematodas). Denigrado por causar la esquistosomiasis (enfermedad producida por gusanos platelmintos) a los humanos, estas lombrices viven una vida muy íntima: machos y hembras pasan la vida entera trabajados en un fuerte abrazo.
Cada macho tiene un “canal ginecóforo” en el que la hembra se acurruca mientras arroja cientos de huevos en el intestino de su huésped. El sistema digestivo humano no es el mejor lugar para encontrar pareja, así que cuando un gusano se encuentra con un miembro del sexo opuesto, está más que dispuesto a dar el sí para siempre.
BUENOS PADRES
La otra razón fundamental por la que los animales optan por la monogamia tiene que ver con la crianza de los hijos. Si una especie habita un ambiente lleno de peligros y carente de recursos, su descendencia enfrenta un gran riesgo de morir joven.
En estas situaciones, “permanecer juntos por el bien de los niños” puede ayudar a asegurar que la progenie sobreviva hasta la adultez.
Los investigadores lograron vincular directamente su estrategia de apareamiento al hecho de que estas ranas crían a sus renacuajos en pozos de agua minúsculos, carentes de nutrientes. Debido a estas condiciones adversas, los renacuajos requieren de la ayuda de los dos padres para obtener suficiente alimento.
EXCEPCIÓN
Para muchas especies la reproducción consiste en arrojar unos pocos miles de huevos o esperma y esperar que todo salga bien, así que no podrían ser monógamas aunque quisieran.
Si queremos aprender algo de la naturaleza, quizás deberíamos estudiar a los maestros de la monogamia: los pájaros. Se estima que el 90% de las especies de aves son monógamas. Al menos en teoría.
Las historias de amor entre las especies aladas contienen más drama que la telenovela promedio, con ingredientes de esposos celosos, parejas infieles e hijos ilegítimos. Hay dos tipos posibles de monogamia. La “monogamia social” se refiere a un macho y una hembra que están espacialmente juntos, que se aparean y cooperan en tareas como la crianza de los hijos.
Pero esto no significa necesariamente que no anden realengos. Esa es una exclusividad que se llama “monogamia sexual”, y es mucho menos frecuente. Un observador cínico podría decir que muchas relaciones humanas no son más que un caso de monogamia social enmascarada como monogamia sexual. En este sentido tenemos mucho en común con los pájaros.
Estas andanzas reciben, en un delicioso eufemismo, el nombre de “copulaciones extra-pareja”. Y dan cuenta de hasta el 75% de la descendencia en una población. Incluso aves conocidas por su fidelidad se inclinan hacia la traición.
MAMÍFEROS
Comparados con los mamíferos, sin embargo, las aves son la epítome de la monogamia.
La razón es parcialmente psicológica. Por definición, la crianza de los hijos en el mundo de los mamíferos está dominada por las hembras, porque los alimentan directamente de sus mamas.
Esto significa que la división del trabajo que se observa en los pájaros simplemente no puede existir en la misma proporción.
Entre los chimpancés es común que los machos maten a las crías de otros.
Sin embargo, entre el 3 y el 5% de las especies de mamíferos practican la monogamia social, desde los murciélagos hasta los lobos. Estos mamíferos maritales limitan el número de parejas con las que se juntan por diferentes razones.
Por ejemplo, los castores tienen que mantener sus diques al tiempo que cuidan de los hijos, así que se benefician enormemente del trabajo en equipo. En cambio, el pequeño dicdic (o madoqua, una especie de antílope pequeño) no comparte el trabajo de crianza, pero aun así se mantiene dentro de relaciones exclusivas.
DISMINUCIÓN DE
LO ADORABLE
En un ambicioso estudio publicado en 2013, Tim Clutton-Brock y Dieter Lukas de la Universidad de Cambridge analizaron más de 2.500 especies de mamíferos, incluido el dicdic. Su conclusión fue que los machos solo aceptan la monogamia si no pueden dominar a las hembras de la especie. Hay otro grupo de mamíferos en el cual la monogamia social es más común.
Cerca del 27% de los primates -el grupo que incluye a los monos, los gorilas y los humanos- practica la monogamia social.
MONOMANÍA
En psiquiatría se denomina monomanía (del griego monos, “uno”, y mania, “locura”, acuñado por primera vez en francés por Jean Étienne Dominique Esquirol en 1814) a un tipo de paranoia en el que el paciente sólo puede pensar en una idea o tipo de ideas. Una monomanía emocional es aquella en la que el paciente está obsesionado con una única emoción o varias relacionadas con ella; una monomanía intelectual es aquella en la que su pensamiento se centra en torno a una única idea o conjunto de ideas.
En términos coloquiales, el término «monomaníaco» se relaciona frecuentemente con subculturas determinadas que al público en general le parecen extravagantes. De hecho, en muchos casos la diferencia entre la monomanía y la pasión hacia un determinado tema puede ser difícil de distinguir.
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