La noticia de perfil
El titular de esta crónica pertenece a mi discípula periodística, la señora Macacha viuda de Racacha, quien sin faltar a la memoria de don Nemesio (que en paz descanse) ha colocado en su mesilla de noche la fotografía del presidente Evo Morales vistiendo atuendos de futbolista, con una dedicatoria que dice: “Para Macacha, en recuerdo a mis diez años de capitanear el equipo palaciego. Evo”.
Esa fotografía ha sido trasladada ahora a nuestra mesa de redacción para no despertar los celos del mencionado difunto (Requiescat in pace).
Relato estas intimidades de mi familia periodística para mostrar al lector de esta columna el grado de fanatismo político que existe en el Movimiento Al Socialismo (MAS) por su caudillo, quien por vez primera ha sido derrotado en el último referendo, lo cual le llevó a decir a sus parciales que perdió una batalla, pero no la guerra.
Es bien sabido entre mis lectores el grado de simpatía y admiración que siente por Evo mi corresponsal en el Palacio Real de la plaza Murillo, la cholita cochabambina, quien todos los días acude a su fuente de información, donde puede valorar el grado de esfuerzo de cada uno de los funcionarios que colaboran con el “dueño de la casa” y en ese afán diario admira al famoso Evo.
Pues bien, después del referendo, todos sabemos que dentro de cuatro años alguien sucedería al presidente Evo, y en el magín de muchos discurre la pregunta de “¿habrá en el país otro Evo Morales, capaz de liderar la marcha de Bolivia hacia un mejor futuro?”.
La ilusionada cholita me tomó de la mano y me condujo hasta un pueblo cercano a Oruro que se llama Orinoca, en busca de algún ciudadano que pudiera llamarse Evo. Nadie se llama Evo, ni en Orinoca ni en Oruro ni en Bolivia ni en Afganistán, Evo hay uno solo; hay Evaristos y hasta algunos Ever, pero no hay alguno que se llame Evo y que cuando era joven tocara la trompeta en una banda carnavalera de Oruro y que un día se marchase al Chapare y se convirtiera en dirigente sindical. La cholita cochabambina al tener que aceptar la idea de que todo es perecible en este mundo. Que no hay ni podrá haber otro Evo Morales milagrosamente conocido por Fidel Castro y el venezolano Hugo Chávez en su arribo a la presidencia de la República de Bolivia y otros hechos no muy claros. Al convencerse de todos esos hechos, la cholita valluna me dijo feliz o infelizmente: “Evo continuará ocupando la silla presidencial otros años más y esta su comadritay continuará ese tiempo asistiendo al Palacio Real de la plaza Murillo como corresponsal de esta columna periodística…”.
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