Texas (EEUU).- El tiempo avanza, la tecnología encuentra mejoras a pasos agigantados y la ambición de la gente por nuevas e inéditas aventuras ya no conoce límites. Y si de traspaso de límites se habla, es necesario referirse a la última revolución del turismo, que no para de crecer: los viajes de pasajeros al espacio. Cada vez más empresas ofrecen servicios de viajes al espacio y, a pesar de los precios que rondan los cientos de miles de dólares, ya hay casos de reserva completa para los primeros años del lanzamiento.
“Lo desconocido siempre genera sensaciones extremas para cualquiera. Desde el que siente una adicción o una emoción que se le sale del cuerpo, hasta el que siente un pánico absoluto y le escapa. La gente que acude a este tipo de aventuras quiere vivir algo único y trascendental para su vida, pone mucho en juego”, analizó para Infobae el psicólogo Roberto Karlovitz.
El ámbito del turismo espacial todavía no tiene una difusión masiva pero ya construyó una oferta diversa y ambiciosa. Desde una nave que promete alcanzar el espacio durante unos minutos hasta las opciones más económicas, vuelos experimentales sin gravedad.
El nuevo “trofeo” de Virgin
PRESENTACIÓN
El empresario Sir Richard Branson, creador de la marca Virgin, anunció esta semana la presentación de la llamada VSS Unity, una nave convencional que tendrá la capacidad de salir de la Tierra, navegar por la órbita durante unos minutos y luego reingresar al planeta.
El avión es la última joya de la empresa Virgin Galactic y reemplaza a la antigua nave WhiteKnightTwo, que sufrió un accidente en un vuelo de prueba en 2014, debido a un desperfecto en el sistema de frenado.
El servicio está estipulado para los inicios del 2017 y Virgin planificó desarrollar una flota de seis aviones con capacidad para seis pasajeros cada una. Unos 250 mil dólares, una cifra inabordable para la gran mayoría de las personas del mundo, pero no imposible para los más acomodados.
Según informó la propia compañía, las reservas para todo el primer año de servicio están adjudicadas y ya hubo un gran número de futuros clientes que se quedaron fuera.
Amazon, siempre presente
CARRERA DE TURISMO ESPACIAL
El gigante de internet Amazon también dijo presente en la carrera de turismo espacial. Así, creó el proyecto Blue Origin. Se trata de un cohete vertical con una cápsula con capacidad para seis personas. Al igual que en el proyecto Mercury, de 1961, la cápsula se separará del propulsor justo antes de alcanzar la órbita terrestre.
La nave experimentará unos minutos sin gravedad y luego descenderá con unos paracaídas. Hasta el momento, los viajes de prueba fueron todos exitosos y se espera que en 2017 ya pueda ofrecerse el servicio. En principio, los creadores no divulgaron el precio de la aventura, pero ya hay una lista de reservas para anotarse a la experiencia.
“Todos, absolutamente todos, soñamos con ser astronautas o viajar al espacio cuando éramos chicos. Ahora podemos decir que ese futuro y esa ciencia ficción está al alcance de la mano. Saber que nosotros pudimos aportar nuestra ayuda para que eso sucediera, me hace sentir pleno. Es una aventura en el que uno trata de sentirse un niño nuevamente”, destacó el CEO de Amazon y creador del proyecto, Jeff Bezos.
OTRAS OPCIONES
Quizás la empresa que está más consolidada en la oferta de turismo espacial es Space Adventures, sólo que esa compañía ofrece servicios a precios por millones de dólares. Dentro del catálogo, se puede aspirar a participar en una caminata espacial, visitar dos semanas la Estación Espacial Internacional, vuelos suborbitales y hasta vuelos sin gravedad.
Otra compañía inmersa en el asunto es XCOR Aerospace, que promete unos vuelos a 100 km. de altitud gracias a un sistema de propulsión basado en el provecho del calor residual para la actividad de los motores.
CLIENTES
La empresa tiene ya más de 350 clientes y los precios de los vuelos oscilarán entre los USD 100 mil y 150 mil. Aún no se han dado fechas de vuelos. En tanto, otra opción alternativa es la de World View, que tiene pensado llevar a sus pasajeros a una altitud de 30 km. gracias a una cápsula suspendida en el aire mediante un ala similar a la de un parapente gigante. La idea principal es poder acercar a los pasajeros al espacio sin que tengan que sufrir los síntomas habituales de presión de un despegue.
“La experiencia podrá significar un antes y un después para la vida de las personas que la practiquen. Estar ante semejante inmensidad y vivir algo que hasta el momento era imposible concebir significará una bisagra para mucha gente. Tendrán que tener un buen sustento emocional para sostener ese sentimiento”, detalló Karlovitz. (Infobae)
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