Caracas.- Los embajadores de una treintena de países acreditados ante el Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, sembraron ayer semillas en una zona rural de Caracas en apoyo simbólico a su “Plan 100 Días de Siembra Urbana”.
“Más de 30 países (cuyos embajadores) asistieron ayer a ayudar a Venezuela a sembrar con sus propias manos”, en una actividad complementaria al desarrollo de proyectos de cooperación agrícola, declaró a los periodistas la canciller venezolana, Delcy Rodríguez.
Estos fueron, detalló a la televisión estatal en una finca de El Junquito, una de las zonas rurales de Caracas, los embajadores de Brasil, Colombia, Cuba, Nicaragua y Uruguay, en representación de Latinoamérica y, entre otros, los de China, Sudáfrica, Vietnam, Rusia, Sudán, Irán y Siria, en representación de otros continentes.
El alcalde del principal municipio de Caracas, Jorge Rodríguez, destacó a su vez que si el plan resulta exitoso “y cosechamos cuatro kilos por metro cuadrado sembrado (en cada casa), cubriremos un 70% de las hortalizas que se consumen en la capital” del país.
PRESIDENTE
El presidente venezolano, en una visita que hizo ayer a edificios de apartamentos en el centro de Caracas, cuyos habitantes siembran en sus balcones y espacios comunitarios, llamó a sus compatriotas a imitarlos y “a sumarse a la siembra desde sus comunidades para consolidar la nueva economía urbana y productiva”.
Lo mismo dijo a través de la red social Twitter, donde confirmó que el “Plan 100 Días de Siembra Urbana” tiene la meta de sembrar en ese lapso 12 millones de kilómetros cuadrados, en un país que ocupa una extensión total de 916.000 kilómetros cuadrados.
Este plan de siembra y resiembra urbana, adicional a la actividad agrícola tradicional, forma parte, dijo el gobernante, de la estrategia de su Gobierno para “dinamizar la economía nacional y superar el esquema del rentismo petrolero”.
NACIONES UNIDAS
Maduro pidió el pasado 30 de enero a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) apuntalar su plan para construir una economía que no dependa más del petróleo de exportación, su principal fuente de divisas y que amenaza con colapsar debido al descenso de los precios del barril.
“Pido todo el apoyo de la FAO para desarrollar los proyectos productivos de la nueva Venezuela, lo pido y acepto todo el apoyo”, dijo Maduro ese día al brasileño Marcelo Resende, jefe de la oficina de la FAO en el país caribeño.
La FAO premió el año pasado a Venezuela por reducir a la mitad el porcentaje de personas que sufren hambre entre 1990 y 2015 y por cumplir el criterio más estricto y reducir el hambre por debajo del 5 % de la población nacional cercana a los 30 millones de personas.
A la “desestabilización total del mercado petrolero” Maduro suma la “guerra económica” que denuncia que le han declarado sus opositores para dar al traste con su gestión. (EFE)
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