Según documentos que cursan en los archivos secretos del Vaticano, tras la cruenta guerra de la independencia que llegó a interrumpir las comunicaciones de Latinoamérica con la Santa Sede, la naciente república nominada inicialmente “Bolívar”, por mandato del Mcal. de Ayacucho fue la primera en establecer relaciones diplomáticas con el Vaticano por intermedio de la nunciatura en Madrid.
Pocos años más tarde, el 15 de octubre de 1830, esta misma nación tuvo el privilegio de acreditar al Libertador como su primer Embajador Extraordinario y Plenipotenciario ante la Santa Sede, por considerarlo representante natural de todas las repúblicas latinoamericanas en Europa.