El Atlético de Madrid solucionó un triunfo más en el Vicente Calderón, incontestable por actitud, por ambición, por ocasiones y por goles, uno en propia puerta del mexicano Diego Reyes, uno de Saúl Ñíguez y otro de penalti del francés Antoine Griezmann para doblegar a la Real Sociedad y presionar al Barcelona. El equipo rojiblanco no necesitó exprimirse en su cuarto duelo en diez días, encarrilado muy pronto, sentenciado nada más comenzar la segunda parte e indudable de principio a fin, siempre por encima del decepcionante rendimiento en ataque y en defensa del conjunto donostiarra, derrotado sin discusión después de cinco encuentros. El Atlético ganó sin apenas debate por los puntos en los 90 minutos, por el máximo interés que le dio al partido, por su potente inicio, por su alineación sin rotaciones, con sólo un cambio respecto al derbi del sábado (el argentino Luciano Vietto por Fernando Torres).