Luto e invasión a funciones municipales

Producto de una marcha de padres de familia de establecimientos escolares de El Alto, la colectividad viene lamentando el asalto, incendio y asesinato de 6 funcionarios y 24 heridos de la Alcaldía Municipal de esa ciudad. Para esta marcha entraron en concierto juntas escolares, dirigentes gremiales, ex funcionarios municipales de la gestión Patana y ex candidatos a concejales por el MAS, según las investigaciones. Sin embargo, no han cesado las versiones (en principio del Gobierno) de que se trataría de un “auto atentado” (sarcasmo aparte), por lo que dos o más funcionarios han sido involucrados, mientras sobre la alcaldesa Soledad Chapetón se ciernen preparativos de incriminación al atribuirle móviles políticos en los hechos.

Lo que importa ahora es que la diversidad de “marchas” se organizan bajo presión a las “bases” por el mecanismo de fichas, multas y amenazas de los jerarcas de los movimientos sociales. Los gremiales y los padres de familia son la masa disponible para estos casos, con preferencia en El Alto. En relación con los gremiales, las propias alcaldías otorgan el visto bueno a sus dirigentes, reconociéndoles la calidad de intermediación en sus relaciones con los asociados. Por ejemplo, para el pago de “sentaje” el requisito necesario es la firma del dirigente gremial.

Lo más irrisorio es que en los hechos estos dirigentes asignan los puestos de venta, sustrayendo atribuciones a las alcaldías. Las autoridades municipales solo ratifican la distribución correspondiente y no son raros memorandos falsificados si la situación lo requiere. Es el mejor mecanismo del poder que detentan los cabecillas.

Uno de los más connotados de éstos guarda detención, sindicado como autor intelectual de los criminales atentos a la alcaldía de El Alto, y en su haber figura la quema en 2003 de la sede municipal del mismo centro urbano. Estuvo preso 9 meses por ese hecho. Se dice ser “temido por muchos” como Rey del Barrio Chino, lugar de muy malos antecedentes. Poseería de 70 a 200 puestos de venta a título propio y de terceros en distintas Asociaciones de gremialistas.

Lo inculpa también su amenaza pública de convertirse en “la pesadilla” de Soledad Chapetón apenas juró al cargo. Pesan en su contra otros indicios, aunque sostiene que no estuvo presente en la marcha. Entre la documentación incinerada se encontrarían elementos de cargo contra parientes del dirigente, la quema abarca las evidencias administrativas de unos 180 funcionarios “fantasmas” de la anterior gestión, número que debilita severamente la economía municipal de El Alto.

No obstante estos desmanes de cuenta mayor, los alcaldes siguen en actitud contemplativa y condescendiente con la gleba de dirigentes por temor a sus movilizaciones. Si los entes municipales disponen al presente de facultad legislativa, es hora para que pongan coto a estos abusos. Tal vez así puedan recuperar sus funciones de saneamiento de las vías públicas, cada día más llenas de puestos de comerciantes y vendedores, dificultando el paso del público y ofreciendo una imagen pueblerina de las ciudades.