RELACIONES
El ser humano es sociable por excelencia, nuestro primer grupo social es la familia y es obligación de todos los componentes hacer agradable la convivencia, en la medida en que a cada cual le corresponda.
Ese convivir trae consigo un sinfín de contrariedades y disgustos que únicamente se pueden superar, cuando los miembros ponen de su parte. El hogar es el refugio donde se debe encontrar la paz y la armonía que perdemos por los problemas que se hacen presentes cada día.
La primera experiencia social por la que todos pasamos, es el seno mismo de la familia, donde debemos lograr las mejores relaciones humanas, poniendo de manifiesto la educación.
Se debe considerar como propia a la familia de nuestra pareja, es allí donde debemos poner en práctica nuestra educación, pues de ésta dependerá el futuro éxito o fracaso de nuestra relación, no podemos pretender llevar una vida conyugal plena si hay conflictos familiares.
Para evitar inconvenientes, tengamos siempre la mejor predisposición, basada en los principios de la educación que hemos adquirido en el primer hogar. No es preciso ser falsos, tan sólo anteponer ante cualquier adversidad, un poco de paciencia y tolerancia, buscando la mejor manera de sobrellevar los problemas.
El dialogo con nuestra pareja es vital, con un poco de amor y sana complicidad podemos conducir la relación entre ambas familias.
Aceptemos las recomendaciones o consejos que nos dan nuestros suegros, aunque luego no lo apliquemos, un poco de cortesía nunca esta demás.
Correspondamos de buena manera las atenciones que tienen con nosotros, recibamos con agrado sus obsequios, no lo veamos como una ofensa, definitivamente no lo es…
El respeto a la familia de nuestra pareja, es tan importante como el amor que nos une, a nadie le gustaría que falten el respeto a nuestros padres, provocaríamos una reacción automática y un conflicto innecesario que podría haber sido evitado, siempre recordemos que para todos, la familia es lo más sagrado.
Nunca hablemos mal de la familia de nuestra pareja, no la ofendamos, evitemos mencionarlos durante esas discusiones que son normales en la pareja. No olvidemos que para lograr una relación duradera, la base será siempre la comunicación y el respeto.
La convivencia bajo el mismo techo no debería ser una molestia, ya que la unión espiritual de todos los componentes, da origen a la verdadera familia.
Nuestra educación debe alcanzar y favorecer a todo el entorno familiar, incluido el personal de servicio, las palabras “por favor” y “gracias” siempre deben estar presentes en nuestro vocabulario, recordemos que en muchas ocasiones ellos comparten un sentimiento sincero con los componentes de la familia, hacen suyas las penas y alegrías, lo que nos sugiere que no debemos ser indiferentes ante eventuales problemas o gozos que ellos también experimentan, no debemos ser ajenos a sus preocupaciones, ellos cumplen funciones que alivian nuestros días y merecen nuestra consideración.
El ejemplo es la mejor manera de ser correspondido, seamos amables, respetuosos, detallistas, tolerantes, comprensivos y verán que la convivencia en cualquier entorno será placentera.
Por otra parte, nuestra apariencia es tan importante como el respeto, “Como te veo, te trato”. Debemos lucir siempre presentables, además de ser una de las fórmulas para ser exitosos, es una muestra de respeto y consideración hacia los demás.
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