Votaciones entre liberales y republicanos

Durante toda la vida republicana hemos sido fervorosos politiqueros y mucho no han cambiado las cosas, es por eso que al recordar tiempos de antaño, no podríamos decir que en lo que concierne a políticos, los tiempos pasados fueron mejores, pero hay dignas diferencias.

Antes de la década de los años 40 solo existían en el país dos grandes partidos políticos que en enconada lucha perseguían hegemonía partidaria: el Partido Liberal, cuyo jefe era Ismael Montes, apodado “Cobretacho” y el Partido Republicano liderado por Bautista Saavedra, llamado “el Mono” y por sus enemigos “Cholo Saavedra”.

Los liberales contaban en sus filas con la elite de la sociedad boliviana, la juventud intelectual de esas épocas, el partido de los “barrigas llenas”. En cambio “Don Bauti” era líder popular, el candidato de las masas, de los artesanos y obreros. Por eso su partido era llamado de la “cholocracia”.

Otra gran diferencia que actualmente existe con las elecciones de antaño es que las mujeres de hoy son ardientes activistas; antes de la Revolución Nacional del 9 de abril, definitivamente nada tenían que hacer en política. Ellas se limitaban a encender velas a San Antonio y a rezar a la Virgen de Copacabana para que gane el candidato de la preferencia familiar, cuanto del compadre o el pariente más cercano que había dilapidado parte del peculio familiar en su campaña política.

Ese día de fiesta patriótica los ciudadanos se vestían con sus mejores galas para participar en las “Votaciones” y en la tarde llegaban a sus domicilios maltrechos, con sombreros tongos pajizos hechos trizas, sus paletones colgando con las mangas y las solapas desgarradas, chinchones en la cabeza, los ojos en tinta, cojeando con contusiones a granel, ya que después del escrutinio se agarraban a bastonazo limpio liberales y republicanos. Los primeros contaban con su grupo de asalto denominado “Guardia Blanca”, encabezado por el “Masiste” y el “Silbador”, quienes hacían gemir a bastonazos a los cholos republicanos saavedrista. Y los republicanos con sus “ovejas de Achacachi” les sentaban el cuero a los liberales montistas.

La propaganda mural en las calles era decente, solo se podía colocar carteles en los sitios designados por la Intendencia Municipal. Grupos de ciudadanos recorrían las calles y las plazas con una banda de música gritando a voz en cuello sus proclamas.

En aquellos tiempos el voto era calificado, no podían sufragar las femeninas, menos los analfabetos, únicamente votaban los ciudadanos, que así se llamaba a los que habían cumplido el servicio militar y los que sabían leer y escribir.

Ambos partidos organizaban los llamados “clubs” en diferentes zonas de la ciudad; los republicanos aristócratas proclamaban a sus candidatos en el Hotel Guibert y el Hotel París. Don Bautista Saavedra y sus “ovejas” en las quintas de Obrajes.

Era famosa en estos eventos la “Guardia Blanca” integrada por los hijos de los liberales, fuerza de choque que atemorizaba a la población con sus vítores de “Viva el gran partido liberal”, así también los “Viva Saavedra”, “Viva el partido republicano”. Estas dos antagónicas fuerzas de choque se encontraban en las calles y solo podían ser disueltas por la gendarmería montada a caballo.

El torneo democrático se efectuaba en los recintos de la plaza Murillo y la plaza de San Pedro. Las mesas receptoras estaban instaladas al aire libre, los votos eran emitidos secretamente dentro de una caseta de madera en un sobre llamado “del silencio”. Se efectuaba el conteo el mismo día y el que obtenía más votos ganaba las elecciones.

Tiempos de gran respeto y amor por la Patria que se fueron para nunca más volver.