Un baño de agua fría

Cuán bueno y saludable para el país fueron los resultados del referéndum, como un buen baño de agua fría para poner los pies sobre la tierra. Cuando perdemos el horizonte por la verborrea del poder; cuando solamente escuchamos nuestra propia voz, cuando yo y solo yo tengo la razón, y los demás no tienen capacidad de pensar. Cuando después de haber sido críticos implacables, hemos caído en lo mismo. Cuando creemos que a la justicia se le da una interpretación cabal solo para los adversarios políticos; y para sus partidarios la retardación de justicia brilla con todo su resplandor; y por último, como premio a la corrupción o los mandan de embajadores o los envían de delegados de cualquier cosa en el exterior.

Hubo muchos factores determinantes para el acelerado desgaste del MAS, y trataremos de ser puntuales en nuestra aseveración: a don Leopoldo Fernández se lo tildó como el cacique de Pando; pero serán casualidades de la vida, que ahora tenemos otro cacique un “poquito” más maquiavélico y que usa lentes, y cuya palabra es ley de cumplimiento vinculante. Ahora no solamente gobierna Pando, sino también el Beni. Los que antes se rasgaban el vestido cuando veían estas cosas, ¿ahora están en lo mismo?, y lo peor aún, se hablaba tanto del respeto a la ley, sin embargo somos quizás el país con más leyes y muy bien elaboradas, que para llegar a su aprobación, por la razón o la fuerza se tuvo que llegar hasta sus golpes de cortesía para lograr su aprobación; sin embargo ahora de un plumazo quieren cambiarla a su gusto y antojo.

Y por si acaso usted ni se atreva a disentir en voz alta porque le cae la ley y todos sus reglamentos interpretativos con todo el rigor. Con este resultado, ojalá hayan aprendido que el pueblo calla, pero no olvida. Tanto se habló de austeridad y honestidad en la administración de las cosas del Estado, y qué pasó con los millones del Fondo Indígena. Para los débiles del directorio del Fondioc la ley fue implacable; pero, ¿qué pasó con la presidenta del directorio o la M.A.E? Dicho más claro, ¿qué pasó con doña Nemesia Achacollo?, o ella si de verdad goza de inmunidad, en todas sus definiciones.

Señor Presidente, creemos en justicia y equidad, que usted ha obrado ilusamente, queriendo hacer bien las cosas; pero qué pasa con su entorno más cercano, que le han embargado las voces y hasta la capacidad de opinar con libertad. Ojalá esta humilde reflexión llegue a sus manos, y tenga presente que los hombres pasan y los cargos quedan, y que de todo cuanto hagamos, Dios nos tomará en cuenta, aunque tratemos de eludir la justicia terrenal.

Dios bendiga a nuestra amada Patria.