CIENCIA
Un estudio publicado en “Nature” sugiere que, cuando el sentido de la moral hace que una persona emprenda acciones costosas para reprender a un malhechor, esto se convierte en señal de que en otros casos hará lo correcto.
Los psicólogos y biólogos evolutivos han tratado durante mucho tiempo de investigar las motivaciones de las personas que están dispuestas a sacrificar su tiempo, sus recursos e incluso su seguridad personal para castigar a aquellos que hacen daño a otros. Estas personas pueden convertirse en justicieros, delatores de compañeros de trabajo o individuos dispuestos a cortar con algún amigo que se ha portado mal con otros.
Hasta ahora se solía decir que estos comportamientos benefician al grupo y promueven la cooperación. Pero un estudio presentado hoy en la revista “Nature” ha llegado a la conclusión de que censurar y regañar a un tercero por una mala acción tiene sus ventajas también para el que lo hace, porque facilita que gane “puntos de confianza” que le pueden beneficiar en el futuro.
“Los beneficios en la reputación pueden superar a los costes de intervenir para castigar a un malhechor”, ha dicho Jillian J. Jordan, autor del estudio e investigador de la Universidad de Yale.
Un modelo matemático usado en este trabajo y basado en la teoría de juegos, (que consiste en ganar o perder peque-ñas cantidades de dinero en función de cómo se tomen una serie de decisiones), mostró que las personas que participaron en el estudio eran más partidarias de confiar y de prestarle dinero a las personas que castigaban a los malhechores.
“Estaban en lo cierto a la hora de ser más confiados con ellas, porque los que castigan a los malhechores suelen devolver el dinero que le prestan”, ha dicho Jordan.
RESPUESTA INCONSCIENTE
“Aunque puedas no ser consciente de ello, nuestros resultados sugieren que, cuando una persona castiga a otra, lo hace para mostrar que se puede confiar en ella, en el caso de que no pueda ayu-dar más directamente”, ha dicho David Rand, otro de los científicos que ha parti-cipado en esta investigación.
Este comportamiento, conocido como castigo a terceros, no es solo una res-puesta universal en muchas culturas. Además, los investigadores creen que el papel de este castigo es similar al de la cola del pavo real. Aunque una cola tan larga es un incordio a la hora de moverse o de evitar a los depredadores, también es una señal de que el animal puede permitirse llevarla porque está en buen esta-do de forma. De la misma manera, cuando el sentido de la moral hace que una persona emprenda acciones costosas, esto se convierte en una señal de que es una persona que hará lo correcto.
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