Willy Flores Orosco
Es tan cierto que el resultado final del referéndum 2016, con el triunfo del NO a la modificación de la CPEP, no es un triunfo de los partidos de derecha llamados de oposición, éstos en honor a la verdad hoy constituyen en cada uno de ellos un número reducido de militantes, con alguna excepción emocional en Santa Cruz. En la realidad este es el triunfo de los bolivianos que no fanatizan con partido o movimiento político alguno; sino que están siempre pendientes de remar en el barco que busca un mejor puerto, un mejor porvenir para nuestra Patria, por tanto son personas que sin recibir dadivas y razonando con el intelecto honesto emiten opciones bien dirigidas, como su voto en el pasado plebiscito.
Es una falaz afrenta a este conglomerado de personas de verdadera ética, que voceros de los pocos partidos tradicionales que hoy se elevan a la excelsitud, exponiendo cual aureola de cicuta sobre sus sienes, se declaren vencedores de la contienda y, aun mas allá, rebozando sonrisas de “joker” ya se sienten presidenciables, presumiendo que el 52% de los electores ya les pertenece, como una forma de arrogarse. Pero nada más falso, simple y llano, porque desde el 2006 no proponen ni debaten luces de nuestro futuro, solo esperan ser llamados o convidados al banquete que los norte fundistas y sus agentes ofrecen. Como siempre, qué lejos les queda la “humildad”, porque todas sus convocatorias a marchas solo fueron entre familiares y amigos.
Por el lado contrario, desde el inicio de la campaña en este referéndum equivocaron completamente el mensaje al pueblo, al verdadero pueblo, especialmente a los bolivianos a los que me refiero; parecía que estuvimos siendo convocados a una elección presidencial, haciendo hincapié en todo lo que hicieron y todo lo que harán hacia el 2025, además de los dirigentes de los movimientos sociales repitiendo, como siempre, lo que de los amos escuchan, hasta llegar al hastío de los ciudadanos. Pero estos dirigentes nunca innovaron el discurso ni trascendieron en políticas de gobierno, solo inflaron sus cuentas personales.
No era necesario calificar, a esta masa de bolivianos del voto diáfano, de derechistas, imperialistas o neoliberales, antipatrias o entreguistas. Estos adjetivos solo provocaron ira, habían olvidado la humillación de nuestros hermanos en los sucesos de la Calancha, soportando estoicamente por una Constitución que a la postre deciden “modificarla”.
Que les quede bien claro, no es guerra sucia conocer que el primer hombre del país, aquél que dijo que estaba casado con el pueblo llevaba una vida que no era un ejemplo para el resto del país, amparado en la “oscuridad” y cuyas repercusiones aún se las viene conociendo, ojalá no sea lo que muchos ya vaticinan, que solo destrozaría diez años de buen gobierno, al final esto fue admitido y resta comprender que en otros países para ser hombre público también se debe ser hombre pulcro.
Tampoco es deshonesto criticar el mal manejo del Fondo Indígena, donde los dirigentes que lejos están de ser líderes de los movimientos sociales, fueron los que propusieron a decir del Presidente la modificación del Art. 186 de la CPEP, después de engordar sus cuentas personales.
Tampoco es guerra sucia denunciar que el Vicepresidente no estaba habilitado académicamente para ejercer docencia en nuestras universidades, y para colmo un ministro adjetivó, queriendo justificar lo injustificable, que sí podía hacerlo como miles de bolivianos sin título, olvidando o desconociendo la Ley del Ejercicio Profesional. Por esta razón miles de bolivianos son rechazados y no acceden a un trabajo y que además por el cargo embestido, debe ser ejemplo para quienes llegan a las universidades; posteriormente también admitido.
Estas denuncias no deberían ser sorpresivas para quienes son anti imperialistas, pues el Tío Sam con sus tentáculos y sus serviles les siguen paso a paso, escudriñando errores, una muestra de ello es que precisamente escogieron la hora y el día preciso además del agente ideal, para hacer conocer estos errores. ¿Todos estos argumentos negativos quién los provoco? La respuesta es obvia.
Para rematar, un ministro calificó en forma general a quienes votaron por el NO como racistas resucitados y que se dejaron meter en sus cabezas guerra sucia y mensajes de Facebook. Cómo es posible insultar a los de su mismo pueblo y que hoy son mayoría, considerándolos personas sin inteligencia ni raciocinio; que se entienda que en este Siglo XXI perciben que ya no es necesaria tremenda campaña política televisiva; que solo es despilfarro de dinero y que es bíblico decir que “por sus hechos lo conoceréis”.
Humildad es reconocer nuestros errores y comprometerse a cambiar, cuán ausente está este valor moral de los que dirigen nuestro país y de los que se consideran oposición. El conglomerado honesto analiza de esta manera el tema.
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