Gracián Bascopé Tamayo
Ayer 10 de marzo de 2016 se conmemoró los 100 años de la partida de un gran poeta y compositor, que nos dio la armonía y la gracia en la vida, de miles y miles de bolivianos; esa luz que ilumina Bolivia, se llama maestro Gilberto Rojas. Quién no baila, no canta, no llora, no ama con sus temas y sus creaciones.
Cuando los grandes hombres pasan por la tierra, como enormes cometas, dejan una luz y una estela se convierte en un gran pentagrama.
Este homenaje que hago en el espíritu del gran maestro Gilberto Rojas, lo hago también a todos aquellos grandes personajes que son olvidados por nuestras autoridades, aunque deberían ser ellos de recordar y recibir el homenaje por ser la piedra fundamental de nuestra historia.
Inclino mi cabeza para recordar a este magnífico compositor y recordar a Platón, que en la obra magistral “La República” cita: “…así la falta de gracia y su número de armonía, suelen ser indicio de mal espíritu y pésimo corazón, así las cuestiones opuestas son imagen y expresión de un espíritu y de un corazón bien hechos…”.
En el libro “La Política”, Aristóteles cita: “De la vida más perfecta es la que toma por guía la virtud”. En otro libro, “El Criticón”, Baltazar Gracián, jesuita del Siglo XVII dice: “…Así que son eternos los héroes y los valores eminentes inmortales. Este es el único y eficaz medio contra la muerte…”.
…“Isla hay de la inmortalidad, bien cierta y bien cerca que no hay cosa más inmediata a la muerte que la inmortalidad: de la una se declina a la otra. Y así veréis que ningún hombre, por eminente que sea, es estimado en vida…”.
“Ninguno parece hasta que desaparece. No son aplaudidos hasta que idos. De modo que lo que para otros es muerte, para los insignes hombres es vida…”.
En conferencia titulada “La Fuente del Derecho” según Arthur Schopenhauer, de Franz Tamayo, (1911), indica: “…hasta afirmar que todo está impregnado de maravilla que las cosas y hechos más simples y vulgares de la vida y de la naturaleza, mirados de cierto lado, no son sino, puertas entreabiertas, sobre un mundo todo milagro y todo estupefacción. Muerto Schopenhauer, de este lado de su espíritu que ha fluido después la música de un Ricardo Wagner, la poesía de un Leconte de Lisle, la pintura de un Puvis de Chavannes, es decir, ese arte extraordinario aristocrático y superior, en que domina el más trascendental ascetismo”.
“Tal es el hombre y tal su obra”.
Paz, honor y gloria en la tumba del maestro Gilberto Rojas.
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