Cerca de 500 ciudades de Brasil tendrán hoy marchas callejeras para pedir la destitución de Dilma Rousseff. El oficialista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) dio ayer el primer paso para una posible ruptura con el Gobierno de la presidenta, en vísperas de la jornada de protestas de hoy, convocada por la oposición.
En una convención realizada en Brasilia, el partido que lidera el vicepresidente Michel Temer prohibió a sus afiliados asumir nuevos cargos en el Gobierno, al menos por un plazo de treinta días, tiempo que tomará la dirección nacional partidaria para decidir si permanece en el Gobierno de Rousseff o pasa a engrosar las filas opositoras.
Las señales de alerta no han parado de acumularse en el tablero de control del gobierno de Rousseff en los últimos meses.
Brasil tuvo ya protestas masivas bajo el primer mandato de Rousseff, pero aquellas de 2013, contra la corrupción y los gastos del Mundial de Fútbol, iban menos dirigidas al gobierno en particular y más a la clase política en general.