El expresidente de Brasil, Lula da Silva, aceptó la invitación de la actual mandataria Dilma Rousseff para incorporarse al ejecutivo como ministro. De este modo, el exmandatario evita a la Justicia ordinaria, que le investiga por presuntos cobros ilegales en el marco de la trama corrupta en torno a Petrobras.
Como ministro, Lula tan solo podrá ser investigado por el Tribunal Supremo (STF). Los expresidentes no gozan de inmunidad en Brasil.
El pasado domingo, más de tres millones de brasileños salieron a las calles de varias ciudades para pedir la salida de Rousseff y mostrar su indignación por las sospechas que implican a Lula.