Mar para Bolivia, política de Estado

Cuando una organización, empresa, más aún un Estado, carecen de un staff de asesoramiento adecuado que le permita un funcionamiento acorde al fin que persigue, qué se puede esperar de tal organismo o gobierno que navega a la deriva, como un barco con timón, pero sin rumbo, con una tripulación carente de formación técnico-profesional, que no acepta las alertas tempranas de la Guardia costera. Sus tripulantes tienen un puesto comando, pero sin un derrotero a seguir, cuentan con su cuaderno de bitácora, los instrumentos de navegación necesarios desde una escuadra hasta un compás magnético, todo lo necesario para realizar una buena travesía, tienen hasta buenas intenciones, pero no saben cómo usarlos. Y algo más que agrava la situación, no aceptan las correcciones, porque la soberbia les ha atrofiado la mente, creyendo saberlo todo.

Eso es lo que está pasando con nuestro gobierno. Las políticas de Estado son asuntos de tanta importancia que nos atingen a todos los bolivianos, son de incumbencia nacional y las repercusiones por cualquier decisión mal o bien tomada, generaría tal impacto, de consecuencias trascendentales, una realidad fáctica que sería sin retruque, porque este asunto que se está dirimiendo es ante el máximo organismo internacional de justicia del mundo, que resuelve estas diferencias entre países, cuyo fallo es inexorablemente vinculante.

En tal sentido, las políticas de Estado tienen que ser manejadas con profesionalismo, y no con políticas improvisadas y erráticas; sino asesorados por un staff de profesionales idóneos, no importando el color político de sus integrantes o ideologías políticas. En estas circunstancias todos nos volvemos del mismo color, de la misma región, todos apuntamos en la misma dirección, unidos por un mismo ideal, MAR PARA BOLIVIA.

Pero lamentablemente vemos con suma preocupación que por influencias de elementos pro chilenos infiltrados en el actual gobierno, quieren hacer a un lado al vocero de la causa marítima, don Carlos D. Mesa. Por favor, ¿quién mejor que este profesional, historiador e investigador de la historia puede manejar con mayor idoneidad este tan delicado asunto?, siendo un hombre con acertada trayectoria profesional en el tema, que domina el tema con propiedad.

No vamos a poner al frente de esta comisión tan importante a un marchista correcaminos, un bloqueador, o un tira piedras de las calles, con las aclaraciones correspondientes, ya que personalmente nada tengo contra este tipo de acciones (que de paso en nuestro país se ha vuelto una “profesión” muy lucrativa, un “trabajo” que les permite llegar con facilidad a ser asambleísta departamental, o parlamentario nacional muy acreditado).

El pueblo está cansado, señor Presidente, de tantos desaciertos y políticas erráticas, improvisadas, al calor de las influencias mediáticas, queriendo hacer a un lado al vocero de la causa marítima que con mucho acierto fue designado, solo por el afán de tratar de distraer la atención pública para tapar escándalos personales de faldas. Si bien es cierto y muy plausible, señor Presidente, que su gobierno ha logrado avanzar en la causa marítima, más que todos los gobiernos anteriores juntos, pero no arroje por la borda lo que con tanta expectativa y esperanza del pueblo ha logrado alcanzar. No se deje influenciar por los pro-chilenos que incuba su gobierno, camuflados de asesores, que lo único que buscan es dividir una vez más al país, y el único que está sacando ventaja en este desacierto es Chile.

Pero creemos y aguardamos con esperanza que usted recapacite, re-direccione su accionar ordenando sus ideas, estableciendo prioridades. Ya terminó el referéndum, no sigamos buscando con qué otra figura política seguir despilfarrando los modestos recursos que aún nos quedan, dejando de lado este objetivo nacional que requiere centrar todo nuestro esfuerzo en esta causa común. Abóquese a trabajar por el país, procurando la unidad de todos los bolivianos, que tanto necesitamos.

Dios bendiga a nuestra amada Patria.