Inversiones públicas

El gobierno del régimen socialista comunitario que hace diez años gobierna nuestro país ha anunciado en acto público, que el Estado invertiría 50 mil millones de dólares en inversiones públicas y privadas, para lo que pidió al sector privado que haga inversiones en la economía del país.

Parece que al fin, luego de diez años de administración poco seria de los recursos públicos y de la necesidad del capital privado, el gobierno habría cambiado de orientación en la política económica, ya que hasta este tiempo los ingentes recursos que ingresaron, como nunca antes, a las arcas fiscales, debido a los altos precios de las materias primas que exportamos (gas y minerales), no han sido orientados a sectores productivos y que absorban mano de obra importante, y más bien han sido, en su mayoría, orientados a gastos corrientes e inversiones, “elefantiásicas”, como teleféricos ( $us. 400 millones), satélite ($us. 350 millones), cientos de canchas de fútbol, palacios (cerca de $us. 50 millones), museo en Orinoca ($us. 42 millones), obras viales con probables sobreprecios, algunas fábricas como de lácteos, papel, cartón, que bien pudieron haber sido inversiones de capital privado y de baja rentabilidad.

El gasto público en estos años del régimen del cambio (¿), habría volcado al gasto el 43.26% del PIB, que antes de este gobierno alcanzaba sólo al 21.05% del PIB, siendo el segundo país en este elevado gasto, después de Ecuador. Sin embargo, la salud pública y la educación fiscal están consideradas entre las más bajas de América del Sur.

El desempleo y desocupación (abierta) estaría en cerca del 27% (en los jóvenes que se incorporan al mercado laboral, estaría en cerca del 35%). La pobreza, pese a la distribución de recursos, por bonos, si bien habría bajado en porcentajes de pobreza extrema, seguimos siendo un país con índices de pobreza elevados, pues lo que hacen los organismos internacionales es dividir los ingresos del país entre el número de habitantes, pero como lo dijo el ex Vicepresidente de Argentina en su visita al país, los recurso por ingresos primarios, no han llegado a los más pobres.

La década de buenos ingresos para el país por los precios de los “comodities” está camino a terminar, pues los altos precios de materias primas, en especial de hidrocarburos, han bajado considerablemente en el mercado internacional, lo que importa que se tenga que hacer un rediseño en la política económica del país. Sin embargo, el gobierno persiste en los gastos superfluos, como la organización de todo tipo de eventos internacionales, que parece que más tuvieran la finalidad de promover la figura del “caudillo presidente”.

La planificación económica, los planes y programas fruto de estudios científicos, son inexistentes, pues todo parte de la voluntad del caudillo presidente. Las normas sobre administración de recursos públicos, los presupuestos, ejecución y fiscalización posterior, han sido ignoradas, y el despilfarro parece haber sido la nota de estos diez años de gobierno del populismo socialista.

La construcción de aeropuertos, como en el caso de Copacabana, que carece de alcantarillado (lo que contamina el lago) y agua potable, pese a ser la entrada al país y un lugar turístico, pero se construirá un aeropuerto. Lo mismo sucede en el Chapare, donde se construyó uno costoso. Un estadio de fútbol para 25 mil personas donde la población no llega a dos mil almas, etc., es el cuadro de inversiones públicas.

Se ha anunciado la inversión de 300 millones de dólares en un centro de investigación nuclear, en la ciudad de El Alto, con el argumento de adelanto tecnológico científico, mientras hace diez años las mujeres potosinas extiendan la mano en las calles de las principales ciudades del país, mientras en la televisión, diariamente se pide la solidaridad de la ciudadanía, para la atención médica de niños, mujeres y varones enfermos, que carecen de recursos para pagar su atención.

Creemos que en esta hora de preocupación por menores ingresos al erario público, se debe encarar una política de austeridad fiscal, recorte del gasto dispendioso, liquidación del cuadro de corrupción en la administración de los recursos públicos (Fondioc, CAMCE, el programa Evo Cumple y otros), efectuando una profunda investigación, independiente, que recupere millonarios recursos que seguramente han pasado a engordar fortunas particulares.

En cuanto a la convocatoria al capital privado para inversiones, se debe dar las condiciones de una justicia independiente del poder político, y retornar a los organismos internacionales para la solución de controversias entre el capital y los gobiernos, caso contrario (como organizar una reunión con empresarios en la meca del capitalismo, de elevado costo), el mercado de capitales estará ausente de nuestro país.

Deben cesar los discursos provocadores al mundo globalizado y liderado por los países ricos de occidente, para reinsertarnos en el curso de la economía mundial, y no depender como hace 200 años, de los recursos que nos ingresen por la venta de nuestros recursos naturales. Es decir la mono producción.