Desde hace mucho, alguna gente ha recurrido a las margaritas para tratar de comprobar si la persona pretendida correspondía o no a su sentimiento amoroso, y entonces se ponía a deshojar pétalo tras pétalo de tan bella flor, exclamando “me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere...”, y por cierto, dicen que, generalmente, el resultado perseguido era el deseado. También el ser humano recurre a otras formas o reglas para saber si una persona goza de la aceptación de otras. En tal sentido, la colectividad aún recuerda que días antes del referendo del 21 de febrero de este año, el Presidente del país dijo, según la prensa: “también quería saber, cuando los movimientos sociales plantearon una modificación para una repostulación, si me quieren o no me quieren, el pueblo eso decide con el voto”, refiriéndose al electorado.
Y no se puede afirmar que, conocido el resultado de dicho acto electoral, ya no lo quieran, por cuanto no se trata de eso, puesto que no deja de ser evidente que ha hecho muchas cosas positivas por Bolivia y sus pobladores. Entonces, varios se preguntan por qué se dio el resultado adverso que hoy le toca afrontar. Al respecto, quizás la respuesta concreta la tenga una personalidad entendida en dichas situaciones que se van dando en esta parte del continente americano.
Lo que viene aconteciendo en el campo político en Latinoamérica tiene una simple explicación, al decir de la chilena Martha Lagos, conocedora de esta temática, ya que ella dirige desde hace 20 años el Latinobarómetro, la encuesta regional más respetada, de esta región. Ella cree que la clave de este giro es la exigencia de mejor democracia, y que en todo caso “no es izquierda o derecha, sino que la gente va contra las élites”.
Asevera: “hay un patrón, se llama mejorar la democracia, hay una demanda de mejor y más gobierno y más democracia, que parte desde 2010. Hasta esa fecha los ciudadanos creían que las elites eran capaces de cambiar sustancialmente las condiciones de vida de un país. Se quiebra esa convicción, empiezan las protestas. Se pierde el miedo a expresarse que habían dejado las dictaduras. Las sociedades latinoamericanas siempre habían estado muy controladas. Ahora no basta con el subsidio, con la política paternalista, los caudillos, el populismo”.
Consultada sobre si hay un giro a la derecha, Lagos responde a Carlos E. Cué, el autor de esta entrevista que se publicó en El País (España): “No lo veo. 2003-2008 fue el quinquenio virtuoso. Crece el nivel de educación, aumenta el nivel económico. La gente se dio cuenta de que es posible ser distinto en lo económico, pero no somos distintos en lo social. Ahora viene la demanda social. La derrota de Morales termina de confirmar que no va a quedar ningún árbol en el bosque, el tanque va a pasar por los que han gobernado, sean derecha o izquierda. Le tocó a la izquierda esta derrota porque había muchos gobiernos de izquierda y porque prometía desmantelar la desigualdad, erradicar la pobreza. En Bolivia los avances son enormes en movilidad social e inclusión pero no están a la velocidad que quieren los pueblos. A Bachelet y a Roussef les pasa lo mismo, la gente dice hacen mucho pero no lo que quiero. Y ahora Perú. Pero a Keiko Fujimori la pueden sacar en cuatro años si no funciona. O a Macri. La gente va contra las élites. No es izquierda derecha, es de élites, que en el fondo se han comportado como siempre”.
¿Qué reclaman los ciudadanos? Fue otra pregunta del entrevistador, cuya respuesta de la Directora del Latinobarómetro fue: La gente quiere que se acabe la corrupción, que la representación sea más amplia, más igualdad ante la ley. Le toca a la izquierda pero no es debido a la izquierda. La causa es el desarrollo tardío de la democracia. El 70% de población de América Latina dice que la democracia no ha traído garantías sociales, acceso a una vivienda, salud, educación. Las sociedades latinoamericanas no tienen seguros de desempleo, ayudas. La gente ya no quiere esperar más. La élite va a ser reemplazada sea izquierda o derecha. La sociedad latinoamericana quiere igualdad ante la ley y derechos sociales, y acceso a la justicia. Ahora solo la tienen los que pueden pagar un abogado.
En cuanto a los jóvenes, se le preguntó a Martha Lagos: ¿Las nuevas generaciones piden más? De manera puntual, la ejecutiva del ente regional destacó: En el Latinobarómetro vemos que el 20% de jóvenes menores de 25 años que solo tiene una comida al día, que son pobres, prefieren gastar su dinero en un smartphone antes que una segunda comida. Porque saben que en esa pantallita pequeña está su futuro, ven el mundo y dicen quiero estar ahí. A Morales le han dicho usted lo ha hecho bien pero ya fue. El pueblo latinoamericano es más sensible que su élite, Bolivia lo demuestra. Los latinoamericanos no son electores ignorantes o manipulables. La aprobación de los gobiernos ha bajado 25 puntos de promedio en los últimos 5 años. Nadie aplaude ya a los gobernantes.
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