Cuando inexorablemente los años transcurren y las hojas del almanaque vuelan como en otoño las hojas secas de un viejo árbol, acuden a la memoria lecturas que por su contenido grato impactaron indeleblemente en épocas de la juventud.
Es el caso de “Mateo Montemayor”, una voluminosa novela de Fernando Díez de Medina, publicada el año 1969 y exornada ella, con treinta ilustraciones de Víctor Delhez.
¿Por qué recordar un trabajo literario que data de hace más de cuarenta años? Por su mensaje de esperanza en un futuro mejor, con vigencia en estos tiempos de duras realidades, amarguras y rencor injustificado entre bolivianos.
ARGUMENTOS DIFERENTES
Escrita con su peculiarísimo estilo, Díez de Medina narra argumentos diferentes, los mismos que a la finalización de su lectura, logran que el lector pueda captar la indagación psicológica de un soñador con aspiraciones nobles de superación espiritual.
En páginas iniciales, el protagonista de la novela ya sugiere el contenido de la obra al afirmar: “Cuando Mateo Montemayor perdió el último amigo, soledad y silencio lo acosaron. Soledad de montaña, silencio de espacios vacíos. En largos años de lucha y trabajo se había esforzado para ganar la confianza de los demás; pero sólo encontró envidia, recelo, desafectos… Entonces comprendió que América es un drama de dispersión y desconfianza. Y así comienza el diario de Mateo Montemayor, hombre sudamericano que amó lo suyo sin desmedro de músicas lejanas”. Y seguidamente, la novela trata temas políticos, sociales y culturales de la realidad boliviana.
El primer relato es la historia de un amor con un desarrollo de principio a fin. El protagonista cuenta la forma cómo conoce, enamora y se une para toda una vida con una hermosa e inteligente mujer: Gradiva.
El segundo es el tema de una revolución (como tantas hubo en Bolivia), con una trama escrita de fin a principio; y ambas narraciones están matizadas con una serie de capítulos cortos relacionados con músicos, pintores, filósofos y escritores famosos de la preferencia del autor del libro, los mismos que tienen un contenido próximo a ensayos psicológicos y hasta críticos. Aquí, Díez de Medina narra la historia de Mateo Montemayor, envuelto en el fracaso de una revolución y el recuerdo de la forma en que un grupo de idealistas la gestó cuidadosamente por mucho tiempo.
Y el tercer relato, con características lindantes en la fantasía es “la conversión del hombre en montaña y de la montaña en el hombre”, como escribió Díez de Medina.
En esos años de la década de 1970, las ilustraciones de Víctor Delhez hicieron posible que “Mateo Montemayor” reciba una distinción especial en una exposición mundial de libros artísticos, realizada en Leipzig, Alemania.
SÍNTESIS
“Mateo Montemayor” es una novela boliviana con mensajes de fraternidad, sano optimismo y esperanza en una patria mejor.
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