COMUNICABILIDADES
Conozco a muchas personas que tienen cierta inclinación por alguna actividad, profesión o carrera sin haber estudiado esa rama. Es decir, se dedican a algo por inspiración, más que por formación académica.
Y conozco a otras personas (de cualquier área) que se dedican diariamente a alguna actividad para la cual se formaron adecuadamente en las universidades, pero trabajan sin pasión, sin entusiasmo, lo hacen por obligación. Esto también ocurre en el mundo de la comunicación.
Les pregunto a ustedes: ¿Será suficiente estudiar comunicación para ser un excelente comunicador?
Respuesta corta: No.
Respuesta larga: No, no es suficiente, para ser un excelente comunicador hace falta algo más… y ese “algo” es la adecuada combinación de dos factores importantes: “vocación” y “experiencia”.
La vocación es el súbito descubrimiento de un talento que nos ayuda a hacer algo sin mucha dificultad, es aquella iluminación que nos muestra el camino que nos encantaría recorrer, es la rara sensación de saber que hemos nacido para dedicarnos a algo para lo cual aún no tenemos formación. Ese conocimiento se irá adquiriendo mediante el aprendizaje formal, experiencial o vivencial.
Cuando una persona ve al trabajo como una forma de ganarse la vida… la existencia se vuelve una agonía donde sólo se espera el salario de fin de mes para sentir cierta satisfacción.
En cambio, cuando se ve al trabajo como una forma de vida, cuando trabajamos en lo que nos gusta, cuando lo que cuenta es lo que hacemos (y no la remuneración económica), estamos hablando de una vocación que multiplicará las satisfacciones en todos los aspectos de la vida.
(*) Director de Xperticia, empresa de asesoramiento y capacitación en Comunicación.
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