Las investigaciones del científico boliviano Guillermo Lange revelan que los monumentos líticos prehistóricos de Tiwanaku y de otros lugares del mundo, fueron construidos con procedimientos tecnológicos avanzados; los enormes bloques de rocas eran cortados usando la energía solar concentrada y se los moldeaban, y reblandecían con un extracto de plantas.
Los descubrimientos fueron publicados en su libro Ruinas Ciclópeas y Piedras Colosales, donde señala que “en la Edad de Oro de las culturas presentes a nuestra historia, se desarrolló una tecnología de tipo superior, cuya característica principal fue el conocimiento y la práctica de la ciencia, que actuaba de forma natural.
De acuerdo con el investigador, muchos arqueólogos e historiadores ortodoxos prefieren guardar respetuoso silencio sobre este tema.