El documento de solicitud a la Prefectura de Potosí de la Compañía The Antofagasta (Chili) & Bolivia Railway Company Ltd (FCAB) para que sus locomotoras puedan utilizar es la prueba más fehaciente de que reconocía el derecho propietario de las aguas que pertenecían a Bolivia.
Además, no se refiere al supuesto “río Silala”, como argumenta Chile, para desconocer la pertenencia territorial y jurisdiccional del país.
El libro El mito del Silala, de Antonio Bazoberry, muestra la transcripción original de dicho documento que data de 1908. Asimismo, constata que la concesión la firmó el “prefecto accidental” René Calvo Arana, a quien se dirigió la solicitud de concesión.
“La empresa que me ha otorgado su poder necesita de esas aguas que son relativamente adecuadas para la alimentación de sus máquinas que hoy, como se sabe, usan aguas impropias que destruyen sus calderos en poco tiempo (…) Haciendo obras de captación y canalización podría utilizarse las dichas vertientes”, sostiene parte del documento.