Sectores marginados

Personas con discapacidad, jubilados y ancianos se debaten en el olvido del Gobierno y constituyen los sectores más desvalidos de la sociedad. En un acto de verdadera desesperación y heroísmo, de 100 a 120 discapacitados iniciaron el 21 de marzo pasado una marcha desde Parotani, Cochabamba, hacia la sede de Gobierno. Es lacerante ver a postrados en sillas de ruedas, sostenidos en muletas o aparatos ortopédicos deslizarse penosamente bajo los rigores del tiempo.

Este grupo se compone con afiliados de diversos distritos del país, habiendo sufrido por lo menos 15 bajas desde el inicio de la marcha entre lesionados y enfermos. Por su parte, el sector paceño mantiene una huelga de hambre a la intemperie en la plaza San Francisco. Noticias originadas en ese reducto afirman el fallecimiento de uno de los huelguistas.

La larga y pesada caminata exige un bono mensual de Bs. 500 para todas las personas con discapacidad, estimadas por algunas fuentes en 67.000 en el país y según otras en 51.000. El Gobierno, incluido el primer mandatario, han declarado inviable la petición. La Organización Comunitaria de Discapacitados de La Paz, afín al MAS, se reunió con distintas autoridades del Gobierno, pero el más llamado a una solución tangible, el Ministro de Economía y Hacienda, no concurrió a ningún encuentro. Los huelguistas de San Francisco declararon no haber sido invitados a reunión oficial alguna. Está clara la estrategia gubernamental de dividir al sector, mientras la marcha se acerca a la ciudad de La Paz.

Los dirigentes del sector huelguista apolítico -como se denominan- manifiestan que el bono anual de Bs. 1.000 sólo perciben las personas calificadas como graves y muy graves, quedando excluidas las de calificación leve y moderada. Añaden que las autoridades rebajan de categoría de discapacidad cada vez a mayor número de afectados.

Gobierno comunitario, socialista y de los pobres es el discurso infaltable que escuchamos, sin embargo las personas con discapacidad, los jubilados y los ancianos sufren discriminación económica y sus movimientos de reivindicación y reclamaciones caen en saco roto, como se está viendo. El oficialismo ha distribuido una serie de bonos a los sectores de los cuales puede obtener algún rédito político. Sea para ocuparlos en mítines, proclamaciones, proselitismo y el voto mismo, como si la sociedad se dividiera en contingentes aptos y disponibles por una parte, y por otra, en inhábiles para sus fines de poder -como en la guerra-, donde indudablemente se encuentra la ciudadanía no activa. Unos excluidos del doble aguinaldo, del reajuste de sus rentas de vejez y otros del incremento humilde de un bono y todos impedidos de acceder a la salud, a los medicamentos y a los subsidios en especie.

¿Acaso el Gobierno no gasta montos millonarios en proyectos de dudosa efectividad futura, en bienes suntuarios y en tantos otros rubros que están lejos de cubrir las necesidades elementales de vida?