Presidente de EEUU en Cuba y Argentina

Estaba previsto, por razones lógicas e históricas, que Estados Unidos y Cuba restablecerían relaciones y que el rompimiento de más de medio siglo termine; así, el presidente de Estados Unidos Barack Obama decidió viajar a Cuba y encontrarse con el presidente cubano Raúl Castro, hermano de quien ejerció tiránica dictadura imponiendo el comunismo con el epíteto de “castrismo”, Fidel Castro Ruz.

Por otra parte, a pocos días, el presidente Obama visitó Argentina, un país que hasta la asunción del presidente Macri, estuvo regido por el clan de los Kirchner, la Sra. Cristina Fernandez, esposa de aquel que, así haya sido elegido democráticamente por el pueblo argentino, fue dura y arbitraria con él, destruyó su economía y permitió la implantación de la más tenebrosa corrupción que, prácticamente, dividió al pueblo argentino.

Visto el caso cubano, con el detenimiento preciso, la visita del Presidente norteamericano significa dar un paso definitivo para lo que, con el tiempo, resultará volver a la Democracia y, para ello, nada mejor que conseguir que el régimen castrista se doblegue ante las urgencias y necesidad de libertad de su pueblo. Cuba, desde cuatro meses después de la revolución, vivió la más sanguinaria dictadura hasta el extremo de que el régimen haya creado “el paredón” donde se fusiló a centenares de políticos opositores -cierta o artificialmente- al dictador Fidel Castro. De nada valieron los pedidos y reclamos de la comunidad internacional para que la dictadura disminuya sus instintos de doblegar y sojuzgar a un pueblo que, tradicionalmente, ha sido partidario de las libertades y de la vigencia de los derechos humanos, aunque durante el régimen, también corrupto y tiránico de Fulgencio Batista, haya sufrido postergaciones, derroche de sus bienes, hipoteca de su territorio en favor de extranjeros que aprovecharon al pueblo y hasta posición cultural y económica.

Barack Obama, hombre de buena fe y crédulo de lo que se ofrece y promete por parte de quienes conculcan las libertades de los pueblos, creyó en las palabras del presidente cubano y, ante su pedido, éste ofreció “disponer que, de inmediato, se libere a quienes crea Obama que están presos”; una oferta sólo lanzada por quien está convencido de su poder omnímodo, sin control ni conciencia alguna que puede disponer, con una simple orden, la libertad de quienes, por no pensar igual que el castrismo hayan merecido la cárcel. Posiblemente, algo más de cuarenta presos habrán sido liberados por la orden del dueño del país; pero, la realidad siempre es distinta cuando se trata de promesas de tiranos y dictadores y hay que estar seguros de que los presos son muchísimos más, puesto que en Cuba, con Fidel Castro y algo atemperado, con Raúl Castro, no están permitidas las libertades de expresión y vigencia de los derechos humanos.

¿Cuánto faltará para que Cuba sea totalmente libre, con vida democrática, con goce de todos sus derechos, con disponibilidad de todos sus bienes y su población no tenga que vivir sojuzgada? Es de esperar que tanto EEUU, en base a las promesas del Sr. Castro, y la comunidad internacional, exijan que Cuba sea totalmente libre de un régimen que conculcó todos sus derechos.

Es innegable que EEUU deberá hacer mucho de su parte, como es el caso de que Guantánamo retorne a ser parte indivisible del país; que se levante totalmente el embargo económico y comercial ejercitado durante tantos años y que se confundió con “bloqueo” (término utilizado cuando un país está rodeado por mar, aire y tierra sin poder vivir) que, en la realidad no hubo porque si bien EEUU embargó toda actividad económica y comercial con la isla, toda la comunidad internacional tenía acceso a ella y cooperó con el gobierno y el pueblo cubano, hasta el extremo de que la Unión Soviética -por razones de hegemonía política- ayudó al régimen con un monto de 4 mil millones de dólares anuales para el sostenimiento del régimen, al margen de cooperación en educación, salud, alimentos, etc.

Barack Obama en Argentina, una visita oportuna del supuesto “imperio” que ya no impera sobre nada y sobre nadie; una visita al imperio o dominio de una familia que durante ocho años destruyó la economía de su país y ejercitó dictadura con quienes se atrevían a disentir de lo que sentía, hacía o creía el régimen, un régimen apoyado por un partido tradicional que, con ligeros intervalos de libertad y conquistas sociales, dominó la política y la economía argentinas. Obama en Argentina es una especie de muestra de que Estados Unidos, no obstante las muchas fallas políticas y económicas que tiene y que sus mismos gobernantes esperan corregir, es un pueblo y un país que busca la concordia y la unidad de todos los países del continente. Que Estados Unidos tiene mucho para cambiar, es innegable; pero, lo admirable y positivo para todos es su amor a la libertad y a la democracia; lo más reprochable es que fabricantes de armas, las armas más letales de todos los tiempos, tienen influencia hasta para permitir el desencadenamiento de guerras y conflictos que, más temprano que tarde, afectan al pueblo y al gobierno estadounidenses; en fin, habrá mucho que enmendar en pro de las mismas libertades y el imperio de la democracia.

De todos modos, puede decirse que la visita de Obama a Cuba y Argentina es un paso muy positivo para que haya entendimiento, cooperación mutua y unidad entre todos en defensa de la libertad, de los derechos humanos y del imperio de valores y principios que deben regir al mundo.