“El ratón persigue al gato... el ladrón persigue al Juez”, esta es la realidad de la actual institucionalización de la corrupción y gente de moral exclama: ¡ay de la generación cuyos jueces merecen ser juzgados!
La ciencia del Derecho predica que la independencia de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial produce la institucionalización de la Justicia, que es dar a cada cual lo suyo, entonces a cada poder la CPE debe darle su tarea específica. El Poder Judicial se encarga de la Justicia con sus principios jurídicos muy diferentes al de otros poderes, así la Ética del Estado es la Justicia, porque los tres poderes forman al Estado, cada uno con sus principios.
Debemos saber que la CPE es el instrumento legítimo, jurídico, político, que constituye al Estado de acuerdo con principios coyunturales, que sin ella no hay Estado organizado que institucionaliza, legitima, estructura, funcionaliza, legaliza, que es un compendio ético de determinaciones fundamentales. Resultando que el Estado es una institución legítima, jurídicamente estructural y políticamente funcional.
Este Estado, reformado, constituido según principios de coyuntura del Derecho y la Política, administra las relaciones sociales con sus propios medios, con una acción ética que es dar a cada quien lo suyo: “bien por bien y mal por mal”, que significa sancionar al malo y premiar al bueno. Esto y nada más es la Justicia, coartando la corrupción, que es la transgresión de la ética.
Observados estos conceptos, vemos el contexto de la Justicia boliviana, donde el fin que es la Justicia no existe, porque los medios, sean jueces, fiscales, procuradores, policías, no cumplen el papel que la institucionalización de la Justicia debía darles. De nada servirá que se aumente su número, lo que se aumentará será la corrupción, más ausencia de Estado. El Estado debe ser la primera institución de un país que determine el modelo de las demás instituciones y si el Estado no tiene autoridad sobre los hombres, está mal legislado. ¡No queremos Estado!, repiten contrabandistas, chuteros, narcotraficantes, feminicidas, cocaleros, cogoteros, violentos, evasores, porque estar fuera de la ley les reporta beneficios.
La vida es la lucha de intereses, la Justicia controla la armonía de los intereses, produce la unidad nacional, “defiende a los pobres, modera a los ricos, humilla a los soberbios, frena a los codiciosos, castiga a los insolentes, genera la igualdad”; si no hay Justicia no habrá paz, aquí comienza la destrucción del Estado.
La urgencia está en crear nuevos códigos morales en la conciencia de los hombres, adecuar la sociedad al contexto mundial del Derecho y la Política legítimas constitucionales, que la Reforma Educativa entienda que “educar para adecuar” es la tesis anticorrupción del estudiante, que cada uno de nosotros sea un medio de la Justicia. Contrariamente, saber que cuando el Gobierno se hace responsable del pueblo, éste deja de responder por sí mismo, supone lo que vemos: “si el Gobierno no te protege estás perdido”.
Alguien decía “Temo a Dios. Después de Dios temo al que no le teme”, esto es fatal, porque quien no teme a la Justicia no le teme a Dios, porque Dios es el primer principio de la moral. Saber que cuando el pueblo acusa ningún delito es impune, actualmente el pueblo acusa a los medios de la Justicia.
He aquí una resumida solución para la Justicia y, quienes tengan la responsabilidad de asistir a la Cumbre de la Justicia deben considerar estos principios, o será un esfuerzo inútil, el pagano seguirá siendo el pueblo indefenso y, lo único que se logrará será más ratones que persigan gatos y más ladrones que persigan jueces.
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