Los discapacitados y los incapaces

Escribiendo a pesar de mi ceguera, no pude menos que unirme a ese sentimiento colectivo que acompaña a las personas que sufren de discapacidad adquirida o congénita, hermanos nuestros que hoy recorren nuestros caminos en pos de solidaridad y ayuda.

De este sentimiento mío participó mi discípula periodística, a quien solicité que me transmitiera la reacción que ella pudo captar en las altas esferas del Palacio Real de la plaza Murillo, donde sabemos se vive el mejor de los mundos, donde nada falta y donde viven algunos todopoderosos que no imaginan la existencia de seres discapacitados.

La cholita cochabambina captó al vuelo mi insinuación y me dijo: “Mientras yo trabaje a su lado, usted podrá apreciar a todo el mundo que nos rodea, pues yo le haré “ver” el universo que su discapacidad no se lo permite y no sólo eso, sino también la ceguera que envuelve a muchos incapaces que se creen todopoderosos…”.

De ese diálogo con la cholita valluna salió el título de esta columna periodística, donde se menciona a unos discapacitados y a otros que son incapaces de comprender una realidad que mueve y que conmueve.

Los obispos de la Iglesia Católica que son los ojos, los oídos y la voz de Dios en nuestras diócesis han clamado y claman por estos hermanos nuestros que hoy recorren nuestros caminos en sillas de ruedas, o ayudados por muletas y bastones reclamando una ayuda estatal que los ayude a seguir viviendo, cual hacen otras sociedades y gobiernos más solidarios.

Muy bien dice mi cholita reportera que trabaja en el Palacio de los Poderosos: “En un lado están los discapacitados y al frente se hallan los incapaces”.

En breve tiempo de conversación imaginamos los argumentos que esgrimirán los burócratas a sueldo del bando de los incapaces: “El Presupuesto Estatal no resistiría la cancelación del bono que reclaman los discapacitados”, respondiendo a dúo con mi comadritay Macacha: “Sin embargo, hay millones de dólares suficientes para adquirir un reactor nuclear…”.

Es que Macacha y yo nos conmovemos ante el sufrimiento de los discapacitados, mientras los incapaces viven la gloria del Poder.

Macacha que sabe quechua y latín dijo al concluir sus alegatos: “Sic transit gloria mundi” o… así pasa la gloria de este mundo.