Una comisión parlamentaria decidió ayer que hay razones jurídicas para iniciar un juicio político contra la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, con lo que el trámite pasará ahora a su próxima fase, en el plenario de la Cámara de Diputados.
La decisión, que supone una nueva etapa de un posible juicio con miras a la destitución de Rousseff, fue tomada por 38 votos a favor y 27 en contra, en una comisión formada por 65 diputados que analizó las acusaciones contra la mandataria durante once sesiones.
El resultado fue recibido con una ovación por los diputados opositores, que agitaron banderas brasileñas, gritaron “fuera Dilma” y entonaron el himno nacional en medio de un coro oficialista que los acusaba de “golpistas”.
A la hora de la votación, la mayoría de las formaciones, incluso varias de la base oficialista, admitieron sus divisiones internas respecto al proceso y liberaron a sus diputados para votar según “sus propias conciencias”.