Amar es emitir energía positiva

Por la falta de amor y de la conducta amar, la inarmonía, la negatividad y la maldad suelen apoderarse de los hogares y de las personas, arrebatándoles de este modo, sus alegrías, sus sonrisas y todo su bienestar.

Se me ocurrió hacer una pequeña encuesta en mi mundo personal y me puse a realizar la siguiente pregunta: ¿Qué es la conducta amar para ti? y las respuestas fueron variadas y en algunos casos hasta inexistentes. Para mí, la conducta amar es simplemente la emanación voluntaria de energías positivas y benéficas hacia las personas, situaciones o cosas que amamos y que no amamos en la vida.

Aprendí en un libro de chamanismo de José y Lena S. Stevens “El Poder Interior”, la idea de que se podía emitir energía vital desde las palmas de las manos y que otro tanto sucedía desde la boca con las palabras que pronunciamos y de la misma manera, se emite también energía desde la cabeza con los pensamientos, sean estos negativos o positivos.

Puesto que la idea que estamos tratando se basa en la presuposición de que amar es emitir energía positiva, podemos inferir otra idea de este pequeño análisis: Cuando criticamos, enviamos energías de odio que perjudica y lastima al odiado y cuando retorna al emisor u odiador, su efecto es devastador produciéndose desarreglos y toda clase de contrariedades y

adversidades que en el futuro se manifestarán como una serie de desarreglos de la salud, de las relaciones y como una disolución de la felicidad personal.

Es por esta razón fundamental que nos conviene hacernos conscientes de que es totalmente conveniente amar o enviar energías positivas y es totalmente improductivo y altamente peligroso mantenerse en las conductas en las cuales se envían energías negativas pues todas las energías que enviamos todo el día nos van retornando y van conformando y reconformando nuestra vida y nuestro destino.

Para que nuestro querido lector o nuestra fiel lectora pueda aprender a enviar energías positivas y beneficiarse de ellas, vamos a realizar un ejercicio de meditación superficial en el cual vamos a enviar energías positivas a todas las personas de nuestro mundo para producir un efecto de retorno deliberadamente positivo: Vamos a cerrar los ojos y a tomar una respiración profunda; a continuación vamos a soltar las tensiones de los brazos, luego pondremos las palmas de nuestras manos orientadas hacia arriba y diremos en voz alta: “Energía vital del universo, ven a mí” y luego procederemos a concentrar nuestra atención en nuestras dos palmas y ncuando comencemos a sentir ciertas sensaciones, procederemos a evocar o

pensar en nuestros parientes o personas que consideremos que necesiten nuestra ayuda y nuestro amor y luego imaginaremos un gran prado donde iremos colocando en fila a todos esos nuestros seres queridos, malos y buenos, a todos en general y en cuanto vayan apareciendo las imágenes del recuerdo, deberemos bendecirlos, agradecerles por todo lo que recibimos de ellos y enviarles energía vital para que puedan cumplir mejor su destino,

para que resuelvan todos sus problemas y para que descubran su poder

interior y luego de pedir perdón por nuestras antiguas ignorancias,

proceder a bendecir sus vidas, sus resultados, sus aprendizajes y sus

logros y victorias como espíritus divinos que son.*

*Uno de los primeros beneficios del presente ejercicio consiste en que

podemos darnos cuenta de que cuando hacemos el papel de “víctima” estamos

negando el hecho de que somos creadores de todo lo que pasa en nuestra vida

y de que no somos un solo yo, tenemos varios “yoes” subconscientes que van

creando a partir de todos los pensamientos que vamos pensando a lo largo de

cada día de nuestra vida, por lo tanto, cabe preguntar: “Los pensamientos que tiene a lo largo de su día de vida, ¿son todos puros, amorosos y prosperadores? de no ser así, comience a ejercer el control de su diario pensar y rectifique los pensamientos que sean negativos, vengativos y amenazadores, pues son los más peligrosos para usted mismo y para los seres que estima.