Buscando la verdad
El restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y EEUU sorprendió gratamente al mundo, reabriendo para el país caribeño la posibilidad de realizar formidables negocios en el campo del comercio exterior y beneficiarse del capital extranjero que está ávido por colocarse allí donde lo traten bien.
Si la prensa internacional informó que en el 2015 la Secretaría de Comercio de EEUU otorgó autorizaciones a empresas estadounidenses para invertir en Cuba más de 4.000 millones de dólares ¡cuánto más ahora, luego que las autoridades de dicho país decidieron cambiar de actitud y ser pragmáticos con su otrora adversario ideológico (¡”la necesidad tiene cara de hereje”!).
En función de las condiciones que ya ofrece Cuba a los inversionistas y los anuncios de nuevos incentivos para quienes generen empleo allí -no pagar por 10 años el impuesto a las utilidades, exención tributaria para la reinversión y facilidades para importar maquinaria- los rubros más atractivos para la inversión extranjera en ese país se avizoran en los sectores de servicios -turismo, construcción, hotelería, gastronomía, banca, comunicación, software- y en el rubro de bienes tangibles, en sectores como el fármaco y agropecuario, destacando respecto a éste último, que la revolucionaria Cuba incursionó sin ningún temor al desarrollo de biotecnología.
Mientras esto pasa en Cuba ¿qué de nuestra amada Bolivia? Se escucha tambores de nacionalización -como para espantar la inversión extranjera- con la Planta Industrial de Leche (PIL) y los ferrocarriles como posibles afectados (“Anuncios de nacionalización alejarían inversión extranjera” - EL DIARIO, 4.4.16) y aunque el Senador del MAS, René Joaquino, afirmó que ello está totalmente descartado, se generó nomás cierto nerviosismo, lamentablemente.
Recibir 4.000 millones de dólares de inversión desde EEUU para un país tan pequeñito como Cuba, con un territorio casi diez veces menor que el nuestro, es un logro que beneficiará grandemente a su población, pero eso es apenas el comienzo.
¿Por qué no aprender de quienes superan sus errores y pasan a hacer bien las cosas, como este país socialista que hoy “anda en amores”?
Para tener en cuenta lo publicado en un matutino local en fecha 31.3.16: “A casi dos años de la aprobación de la Ley de Inversiones y a diez meses de la Ley de Conciliación y Arbitraje, el Embajador de España en Bolivia, Ángel Vásquez, dijo que más allá de las normas aprobadas es necesario un tiempo adicional para crear un clima adecuado para la inversión extranjera”.
El autor es Economista y Magíster en Comercio Internacional.
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